MARXISMO
De las diferentes
doctrinas socialistas surgidas en el siglo XIX, el marxismo es una de las más
importantes por la incidencia que tuvo en su tiempo y por su influencia en las
transformaciones revolucionarias del siglo XX.
Sus creadores fueron
Carlos Marx y Federico Engels.
CARLOS MARX (1818 –
1883), de nacionalidad alemana y perteneciente a una familia burguesa judía
convertida al protestantismo, hizo estudios de derecho, historia y filosofía en
las universidades de Bonn y Berlín, graduándose en filosofía en la universidad
de Jena. Deseaba dedicare a la docencia, pero las circunstancias lo orientaron
hacia el periodismo. Sus actividades políticas lo obligaron a marchar de un
país a otro hasta que se radicó definitivamente en Inglaterra, viviendo
modestamente con su familia y recibiendo la ayuda permanente de Engels.
FEDERICO ENGELS (1820 –
1895), también de nacionalidad alemana, vivió desde 1842 en Inglaterra,
teniendo a su cargo una fábrica de tejidos. Vinculado con los grupos
socialistas alemanes e ingleses, desarrolló una intensa labor periodística y de
organización del movimiento obrero. Después de 1843, mantuvo una íntima amistad
con Marx, a quien ayudó económicamente y con quién colaboró en forma permanente
reconociéndolo como su maestro.
EL MATERIALISMO DIALÉCTICO
Hemos usado hasta ahora
término de “marxismo” por comodidad, pero el nombre correcto de la filosofía de
Marx y Engels es el de materialismo
dialéctico. Efectivamente, se trata de una concepción filosófica
y, como cualquier otra de su misma naturaleza, le interesa una explicación de
los fenómenos del universo y de las relaciones del hombre con ese universo. El
materialismo dialéctico es una concepción del mundo. Para Marx el
hombre conoce porque actúa (su teoría del conocimiento); para él sólo a través
de la actividad se llega al conocimiento. A esa actividad la denominó “praxis”.
De esta posición deriva Marx su postulado de que el materialismo dialéctico no
sólo interpreta al mundo, sino que desea transformarlo.
El materialismo sostiene que la materia es anterior a la idea, al
espíritu; decir pues, que Marx es materialista, significa que se afilia a la
concepción materialista del universo, y que cree que lo material condiciona el
pensamiento, las ideas del hombre.
Veamos ahora el
significado de la palabra “dialéctica”.
La dialéctica es la
evolución, el cambio, el devenir, la transformación de las realidades
materiales y espirituales. Para Marx las cosas cambian porque existe dentro de
ellas una contradicción, una oposición de contrarios, una lucha.
Entonces el “materialismo dialéctico” de Marx es
una concepción filosófica que sostiene que la materia es previa a la idea y la
determina, y que todo evoluciona, todo cambia dialécticamente, o sea, a través
de la oposición, de la lucha, de la contradicción. Los cambios que se produzcan
en la naturaleza, en la realidad social, en el devenir histórico, repercutirán
en la ideología.
Sabemos entonces que el
materialismo dialéctico es una concepción filosófica. Aplicado a la historia,
recibe el nombre de materialismo histórico.
Aplicado a la política,
se le conoce con el nombre de socialismo científico o marxismo.
Aplicado a la economía,
se llama escuela o doctrina económica marxista.
Marx llamó a su
propia concepción “socialismo
científico” por que entendía haber descubierto las leyes científicas
que rigen la evolución de la sociedad; por oposición denominó “utópicos” a los
primeros pensadores socialistas, porque creyó que no habían hecho un estudio
acabado y científico de la realidad social.
EL MATERIALISMO HISTÓRICO
Marx quiso estudiar las
causas que producían la miseria de la clase obrera y para ello se internó en el
análisis de la sociedad y de la economía que la engendraban. Llegó a la
conclusión de que la miseria y la alineación del hombre no se resolvían
obteniendo mejoras en las condiciones de trabajo y en el salario, sino
transformando la sociedad. Es decir, eliminando las condiciones económico –
sociales que producían tales consecuencias, y creando una nueva sociedad y una
nueva economía donde “el hombre no fuera explotado por el hombre” (Saint –
Simon).
Analizó los fenómenos de
la producción y de la distribución e intentó desentrañar las leyes de la
evolución de la sociedad capitalista, así como sus contradicciones que según
él, la transformarían dialécticamente en otra sociedad: la socialista.
Como Marx era
materialista, se deduce que el factor material tuvo para él primordial
importancia. Cuando estudia una sociedad, o “estructura social”, como la llama, observa lo siguiente: que toda
sociedad tiene una base, una “infraestructura”,
que es su economía. Sobre la economía se apoya la sociedad o “estructura
social”, y sobre ésta lo que la sociedad piensa y cree: el derecho, la
religión, la ciencia, el arte, la filosofía, todo lo cual recibe el nombre de “superestructura”.
La economía es, pues, el
elemento determinante de la sociedad. según sea la economía de una sociedad,
así será la sociedad y así será su ideología, su superestructura.
Supongamos una sociedad
muy primitiva. Su infraestructura, o sea, su economía, es la caza. La sociedad
que esta economía engendra es una sociedad simple donde no hay mayores
diferencias entre los hombres: una tribu, que tiene un jefe o un consejo de
ancianos que la dirige, y donde todos los hombres son iguales y se reparten el
producto de la caza. Su superestructura es también rudimentaria: un arte
mágico, donde se representan los animales que sirven de sustento a los hombres,
una religión zoomórfica que los endiosa, etc.
A fines del siglo XIX fue
muy criticada esta posición porque se sostenía que el hombre tenía cabeza,
pensaba, y podía modificar la infraestructura. Engels (Marx ya había muerto)
contestó desarrollando el concepto de la “acción recíproca”: así como la
infraestructura influye en la sociedad y en la superestructura, también hay
elementos en la superestructura que pueden provocar una modificación en la
economía, o sea, en la infraestructura.
Además, es útil recordar
que el materialismo dialéctico se propone no sólo describir, sino transformar
el mundo. Como toda doctrina filosófica y política, pertenece a la
superestructura. Si la superestructura no pudiera influir en la economía y en
la sociedad, el materialismo dialéctico sería inútil, no tendría objeto. Esa es
la respuesta que los marxistas dan a aquellas críticas.
DINÁMICA DE LAS SOCIEDADES.
Como la economía es el elemento determinante de
la sociedad, Marx concentra su estudio en la infraestructura, donde encuentra tres elementos definidos:
1. las formas de producción: constituyen la manera o
el medio en que una sociedad produce los elementos que necesita para la vida
(Ejemplos: la caza, la agricultura, la industria).
2. las fuerzas de producción: serían tres: la
naturaleza; los instrumentos de producción (utensilios herramientas, máquinas);
y el hombre.
3. las relaciones de producción: son las relaciones
o las posiciones que los hombres adoptan en el proceso productivo, es decir,
las clases sociales.
Las fuerzas de producción
son un elemento dinámico que progresa, que se perfecciona incesantemente: desde
el arado de madera hasta el moderno tractor, desde la carreta hasta el
ferrocarril. Y también se perfecciona el hombre productor: desde el cazador
paleolítico hasta el técnico moderno. Ese progreso permanente es lo que hace el
dinamismo de las fuerzas de producción, lo que impulsa a la economía hacía
nuevas formas de desarrollo y de abundancia. Pero frente a esas fuerzas
dinámicas, están las relaciones de producción que son estáticas, fijas, que no
responden a los progresos técnicos: son las clases sociales.
Según las épocas, los
hombres se alienaron en estas relaciones de producción, o, lo que es lo mismo,
en estas clases sociales: amo y esclavo, señor feudal y siervo, patrono y
obrero. Estas estructuras sociales, que siempre tienen un sector favorecido, no
quieren desaparecer frente al progreso de las fuerzas de producción que en
determinado momento exigen otra conformación social. Y entonces se produce el
choque, el enfrentamiento, la lucha, entre las fuerzas de producción y las
relaciones de producción: es la época de la revolución social.
Marx sostiene que esa
sociedad capitalista (tesis) engendra a su propio enemigo, el proletariado
(antítesis); del enfrentamiento entre ambos surgirá la sociedad socialista
(síntesis). Marx cree que este desenlace será ineludible porque las propias
contradicciones internas de la sociedad capitalista la llevaran a él. Esas
contradicciones están representadas en el hecho de que la producción es social
(el grupo de obreros que trabaja en una fábrica), mientras la propiedad de los
medios de producción (máquinas) y el beneficio que se obtiene de ella es
individual (del dueño de la fábrica). Esto implica que el beneficio o ganancia
que obtiene el patrón lo realiza a expensas del trabajo de los obreros; cuanto
menos pague, más dinero ganará. Lo cual lleva, sostiene Marx, a la crisis
periódicas que sufre el capitalismo: de superproducción o infraconsumo. Por sus
bajos salarios los obreros no pueden consumir, la producción se acumula sin
vender, las fábricas cierran, los proletarios se quedan sin
trabajo, toda la sociedad
padece. Por lo tanto, “la sociedad no puede seguir viviendo bajo el imperio de
esa clase; la vida de la burguesía se ha hecho incompatible con la de la
sociedad”. Entonces surge la revolución social.
Pero esta revolución
social no es el enfrentamiento de fuerzas impersonales, las fuerzas de
producción contra las relaciones de producción, sino que detrás de ellas están
los hombres, están las clases sociales. Por lo tanto, la lucha se da entre
ellas, es una lucha social, de clase contra clase. Marx y Engels comienzan el
“Manifiesto Comunista” afirmando: “La historia de todas las sociedades que han
existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”. Así, es la
clase burguesa la que derrotó en la Revolución Francesa a la clase feudal; y así
será el proletariado el que derrotará a la burguesía y hará surgir la nueva
sociedad. De esta forma la sociedad que la burguesía ha creado deberá dejar
paso a otra nueva. De esta manera, a través del choque de clases, es como Marx
explica el pasaje de una sociedad a otra, y más específicamente el pasaje de la
sociedad capitalista a la sociedad socialista.
Podemos analizar más
detenidamente este último episodio, porque en él se encuentra lo esencial del
pensamiento marxista.
Para ello vamos a darle cierta ordenación
arbitraria a las distintas ideas de Marx, para que se haga más
comprensible el proceso que él señala.
Ideas de Marx
En primer
lugar, el concepto del valor –
trabajo. Un objeto vale por el trabajo que haya
costado producirlo; su valor es el trabajo contenido. El valor de la materia
prima depende del trabajo que le llevó al hombre conseguirla; por ejemplo, es
más difícil hallar y extraer oro de una mina que hallar y cortar madera en un
bosque, por eso el oro vale más. Lo mismo ocurre con los artículos
manufacturados: si un traje leva el doble de trabajo que una camisa, valdrá dos
veces más el traje que la camisa. Pero, ¿cómo se mide el trabajo necesario para
hacer uno y otra? Por el “tiempo de trabajo necesario”. La cantidad
de “tiempo de trabajo necesario” incorporado a un artículo es lo que le da su
valor, y además lo que permite establecer una relación de valor, una medida,
entre ese artículo y otros (ejemplo: el traje insumió el doble de “tiempo de
trabajo necesario” que la camisa).
En segundo
lugar el concepto de plus –
valía, quizás la idea económica más importante de Marx.
Significa “mayor valor”: es la cantidad de trabajo no pagado al obrero que
queda a beneficio del patrono. Por ejemplo: el patrono le paga un salario
mínimo al obrero y ese salario lo rescata con el valor de los artículos que el
obrero produce en cinco o seis horas de trabajo; pero en esa época, el obrero
trabajaba doce o catorce horas diarias, lo que quiere decir que con su trabajo
producía valores muy superiores a los que él recibía a través del salario. Esos
“valores mayores”, que produce pero no cobra, quedan a beneficio del patrono,
son la “plus – valía”.
En otras palabras, la
diferencia que hay entre el valor de los objetos que el proletario produjo y el
valor del salario que recibió, es la plus – valía.
En tercer lugar, el concepto de la concentración de capitales.
Esquematizando la idea,
podemos decir que cuantos más obreros tenga un patrono más plus – valía ganará
y más se enriquecerá. Cuánto más rica una empresa, mayor competencia podrá
hacer a las más débiles, conduciéndolas a la ruina. Los pequeños comercios y empresas
cerrarán, los pequeños propietarios se convertirán en proletarios para vivir,
la clase media irá desapareciendo, la sociedad terminará polarizándose entre
una minoría de muy ricos, dueños de todas las empresas y fábricas, es decir, de
todos los medios de producción, y una inmensa mayoría de muy pobres o
proletarios. Se producirá así, piensa Marx, la concentración de capitales en
unas pocas decenas de hombres y grandes empresas monopolistas; y por el otro
lado, millones de obreros desposeídos y miserables. Entonces, los objetos que
salen de las fábricas no pueden ser comprados por casi nadie; se producen las
crisis de superproducción o infraconsumo cada vez más graves, cada vez más
profundas, hasta que el deteriorado sistema sea destruido por una revolución
proletaria.
El cuarto
concepto es el de la revolución
social o sea la lucha de clases (proletarios contra
burgueses). Esa revolución social llevará al proletariado a tomar el Estado y
establecer desde esa posición su dictadura.
Este es el quinto concepto: la dictadura del proletariado.
Haciéndose dueño del Estado, el proletariado utilizará su fuerza para expropiar
a la burguesía y eliminarla como clase aparte. Socializará entonces todos los
medios de producción: tierra, fábricas, es decir, de propiedad privada que eran
los convertirá en propiedad de toda la sociedad. Y finalmente impondrá todas
las condiciones necesarias para el establecimiento de una sociedad socialista;
o sea, que ésta de la dictadura del proletariado es una etapa de transición.
El último
concepto es el de la sociedad
socialista, que tendrá los siguientes caracteres:
· no habrá clases sociales;
había dos, burguesía y proletariado, pero el último absorbió, integró dentro de
sí a la primera al desposeerla de la propiedad privada, que era la que le daba
un basamento social distinto. Al ser ahora la propiedad social, común a todos
los hombres, no existirán clases.
· no habrá Estado. Él
desaparecerá lentamente para dejar lugar a la auto – administración de los
hombres.
· la humanidad se
organizará en comunidades de producción y de consumo, donde todos trabajarán y
todos consumirán el producto de ese trabajo. En una primera etapa, a cada uno
se le daría “de acuerdo con su trabajo”, sería la sociedad socialista. En la
segunda etapa, cuando las fuerzas productivas estuvieran desarrolladas al
máximo, cada hombre recibiría “de
acuerdo a sus necesidades”; sería la sociedad comunista.
1) SOCIALISMO REVISIONISTA
EDUARDO BERNSTEIN (1850 –
1932) fue un pensador alemán que escribió a fines del siglo XIX. Era marxista,
pero sometió esa teoría a una revisión a la luz de las nuevas realidades
históricas surgidas en la segunda mitad del siglo.
Al escribir en el último decenio del siglo,
Bernstein estaba considerando la situación europea de la segunda Revolución
Industrial, la que difería sensiblemente en muchos aspectos de la
analizada por Marx. De allí sus discrepancias con éste y la formulación de su
propia teoría político – económica.