AMERICA LATINA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
LA SITUACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL HASTA 1930: LA ECONOMÍA AGROEXPORTADORA
En la primera mitad del siglo XX
la economía de los países de América latina fue pasando de la
agroexportación a la industrialización sustitutiva de importaciones.
La economía agroexportadora
(también conocida como modelo de crecimiento hacia fuera se aplicó en
América Latina desde su independencia en la primera mitad del siglo XIX
hasta los años 30 del siglo XX.
En este período los países de
América Latina exportaban materias primas, como productos agropecuarios y
minerales, hacia los países industrializados de Europa, especialmente
Inglaterra, y hacia EEUU. A su vez importaban los productos
industrializados desde aquellos países y también recibían desde ellos
las inversiones de dinero necesarias para aumentar la producción o
mejorar los transportes y comunicaciones.
El desarrollo económico de los
países latinoamericanos se debió al interés de los países
industrializados que actuaban según sus necesidades: necesitaban las
materias primas para sus industrias y mercados donde vender los
excedentes de la producción de sus fábricas. Los intentos de
modernización en América Latina también se hicieron por interés de las
potencias extranjeras, por ejemplo la instalación de ferrocarriles, que
se hizo para poder llevar más rápido y en mayor cantidad las materias
primas desde el interior de los países hasta los puertos donde se
exportaban.
Los países de América Latina se
especializaron en la producción de uno o pocos productos por cada país;
esto se conoce como monoproducción. En el caso de ser productos
agrícolas se le llama monocultivo.
El historiador brasileño Celso Furtado clasifica a los países monoproductores de América Latina en tres tipos:
Exportadores de productos
agrícolas de clima templado (Argentina y Uruguay) Tenían grandes
extensiones de tierra dedicadas a la producción agrícola y ganadera.
Exportaban cueros, lanas, carne y trigo.
Exportadores de productos
agrícolas de clima tropical (la mayoría de los países latinoamericanos,
como Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, los países de América Central
y el Caribe y en parte México) Por estar ubicados en zona tropical su
clima los hacía aptos para determinados cultivos (café, cacao, caña de
azúcar, tabaco, bananas, etc) cuya producción se vendía a Europa y EEUU.
Como las potencias europeas también obtenían estos productos de sus
colonias en Africa, los precios de venta eran generalmente bajos y la
abundante población campesina que trabajaba en las plantaciones vivía en
la miseria
Exportadores de minerales (grupo
formado por Chile, Perú, Bolivia, México y luego se sumó Venezuela al
comenzar a explotar el petróleo) En estos países fueron necesarias
importantes inversiones de dinero de los países industrializados para
poder explotar los minerales y hubo una importante concentración de mano
de obra en las zonas donde se ubicaban los yacimientos.
La monoproducción tenía
consecuencias negativas para los países latinoamericanos: al depender
sus exportaciones de uno o escasos productos, el ingreso de dinero por
las ventas al exterior se podía ver afectado, ya que los países
compradores podían ser pocos y si alguno dejaba de comprar disminuían
las ventas. Si el precio de ese producto bajaban también descendía el
dinero que ingresaba al país.
En el caso del monocultivo las
consecuencias negativas eran aún mayores: al cultivar el mismo producto
en el mismo suelo, este se iba debilitando y la producción disminuía.
También sucedía que casi todas las tierras o las mejores se dedicaban
para plantar el cultivo que se exportaba y se descuidaban los cultivos
para alimentar a la población local, provocando el hambre.
Los más beneficiados con la
economía agroexportadora eran las oligarquías, los dueños del poder
económico y político. Se trataba de un grupo cerrado de familias que
ocupaban los cargos de gobierno, eran propietarios de las tierras y eran
los exportadores de lo que sus tierras producían. Desde el gobierno
impusieron el liberalismo económico, permitiendo el libre comercio con
el exterior que tenía como consecuencia la libre importación de
productos manufacturados. La oligarquía mantenía muy buenas relaciones
con las potencias industriales porque sus intereses eran comunes y se
beneficiaban mutuamente: las potencias obtenían las materias primas que
necesitaban y las oligarquías les vendían esas materias primas. La
modernización que se hizo en las últimas décadas del siglo XIX estrechó
los vínculos: las potencias invertían dinero en mejoras que permitían
explotar mejor las materias primas y por lo tanto beneficiar a las
oligarquías.
Políticamente las oligarquías
latinoamericanas impusieron democracias muy limitadas, con un derecho al
voto muy restringido, excluyendo a la mayoría de la población. De esa
manera se aseguraban mantenerse en el gobierno y a través de las leyes
defender sus intereses económicos. Tenían una visión negativa de las
clases populares, especialmente de los campesinos, a quienes
consideraban ignorantes e incapaces de gobernarse por si mismos.
LA SITUACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL ENTRE 1930 Y LOS AÑOS 60: LA IDUSTRIALIZACIÓN
Como consecuencia de la crisis
económica iniciada en EEUU en 1929, los países de América Latina
exportaron menos cantidad y a menor precio, ya que sus habituales
compradores, Europa y EEUU, limitaron las importaciones.
El descenso de los ingresos de
dinero a los países latinoamericanos hizo que el pago de las deudas
externas fuese más difícil. Una de las medidas tomadas para enfrentar
los pagos de la deuda fue la reducción de las importaciones. Los
gobiernos de la región impusieron tasas arancelarias altas para mejorar
los ingresos estatales. Esto limitaba las importaciones. A esta medida
se sumó una devaluación de las monedas, lo que encarecía los productos
importados.
Por todas estas razones, las
burguesías latinoamericanas encontraron la ocasión favorable para
invertir capitales en la producción de bienes manufacturados, es decir,
crearon nuevas industrias y por lo tanto aumentó el número de empleos.
Este impulso se acentuó sobre todo en países como México, Argentina,
Brasil, Chile, Colombia y Perú. Hubo entonces un crecimiento del sector
industrial orientado a satisfacer la demanda interna de productos
industrializados que antes se importaban. A este proceso se le conoce
como industrialización por sustitución de importaciones (modelo ISI o
crecimiento hacia adentro).
Por la crisis y los cambios
económicos que la siguieron, las sociedades latinoamericanas sufrieron
grandes cambios. Al tiempo que se detenía casi por completo la llegada
de inmigrantes desde Europa, los problemas económicos obligaron a
emigrar hacia la ciudad a importantes sectores de población rural.
Hacia 1930 la población
latinoamericana era predominantemente rural. Esta situación comienza a
cambiar a partir de ese año: se observa un crecimiento de algunas
ciudades en desmedro del campo y de las ciudades más chicas que se
convierten en expulsoras de sus habitantes. En un primer momento las
migraciones del campo a la ciudad se explican por la crisis que afectó a
los sectores agropecuarios. Luego se agrega la tecnificación de la
producción agrícola y el atractivo del mejor sueldo en las industrias
que se creaban en las ciudades. En 1925 el 62% de la población
trabajadora estaba ocupada en el campo; en 1945 esa cifra se había
reducido a 45%.
Pero los puestos de trabajo que
ofrecía la ciudad eran inferiores a la cantidad de migrantes campesinos,
lo que contribuyó a mantener bajos los salarios. La consecuencia fue
que se formaron áreas muy pobres, dentro y alrededor de las ciudades,
caracterizadas por la precariedad de la vivienda. Estos asentamientos de
población mostraban con claridad las enormes diferencias económicas que
separaban a los sectores populares que vivían en ellos, de los sectores
medios y altos, que comenzaron a buscar nuevas ubicaciones para sus
confortables viviendas.
TRANSFORMACIONES POLÍTICAS: LOS POPULISMOS
Se llama populismo a algunos
movimientos políticos desarrollados en América latina en los años 30 y
40, que se caracterizaron por su oposición a las oligarquías, su rechazo
a los partidos tradicionales, su falta de ideas definidas y la búsqueda
del apoyo popular. En lo económico impulsaron la intervención del
estado, el proteccionismo a las industrias y denunciaron el imperialismo
a que eran sometidas las economías nacionales.
En cada país donde se dieron los
populismos, las características fueron variando, pero en general se
puede decir que respetaron el sistema de elecciones y el voto universal,
aunque fueron gobiernos “fuertes” con un dominio absoluto del aparato
estatal, restricciones a las libertades individuales y culto al líder.
Los gobiernos populistas tomaron
medidas “populares” destinadas a ganarse la simpatía de la población y
obtener el apoyo electoral. El populismo en América Latina es un
fenómeno político que se desarrolló después que el sufragio se hizo
universal y por lo tanto el voto de las amplias mayorías decidía quien
gobernaba. Los líderes populistas usaron un lenguaje entendible por las
masas y en muchos casos apelaron al discurso emocional y a decir
aquellas cosas “que el pueblo quería escuchar”.
Las medidas que favorecieron a
los sectores populares y a las clases medias (aumentos salariales, salud
pública, extensión de la educación, etc) no solo se tomaron para
obtener votos sino con un fin económico: mejorar el nivel de vida y el
poder adquisitivo de grandes sectores de la población para tener un
mercado interno que consumiera la producción nacional. La industria
sustitutiva de importaciones necesitaba ese mercado; su vez esas
industrias generaban empleo para esos mismos sectores de población. Para
algunos historiadores en el populismo se produce un “acuerdo” entre la
burguesía industrial y las masas obreras: la burguesía industrial ganaba
al aumentar sus ventas y los obreros se beneficiaban al tener trabajo y
mejores salarios.
Otra características de los
populismos fue la existencia de un líder carismático, un dirigente que
contaba con capacidad de mando y era seguido ciegamente por la
población. Los líderes populistas no pertenecían a los sectores
populares, pero se entendían muy bien con ellos. Algunos líderes fueron
militares (Juan D. Perón en Argentina, Lázaro Cárdenas en México), otros
eran periodistas (Haya de la Torre en Perú) o integrantes de la pequeña
burguesía (Getulio Vargas en Brasil). Poseían cierto nivel cultural,
pero se manejaban con un lenguaje sencillo facil de comprender por un
electorado poco instruido. La extensión del sufragio a las masas
populares fue una de las causas del populismo, ahora la política ya no
era resuelta por unos pocos “doctores” o los generales sino que los
sectores populares podían decidir con su voto. A esos sectores se
dirigieron los lideres populistas.
El populismo carecía de
definición ideológica y se proclamaba antisocialista y anticapitalista.
Pero en realidad ni salieron del sistema capitalista ni lo reformaron
demasiado, y en varios casos detuvieron el avance de los sectores de la
izquierda marxista tanto a nivel político como sindical. Los populistas
establecieron medidas de protección hacia los trabajadores, pero el
movimiento obrero quedó sometido al poder político y fue hábilmente
manipulado.
Los ejemplos típicos de
gobiernos populistas fueron: Juan Domingo Perón en Argentina (desde 1946
a 1955), Getulio Vargas en Brasil (desde 1946 a 1954) y Lázaro Cárdenas
en México (desde 1934 a 1940)
UN EJEMPLO DE POPULISMO: EL PERONISMO
Orígenes del peronismo.- En 1931
un golpe militar puso fin al gobierno de Hipólito Irigoyen
representante del Partido Radical. En los años 30 hubo una sucesión de
gobiernos militares y civiles con una tendencia conservadora. En 1943 un
nuevo golpe volvió a poner a los militares al frente del gobierno
argentino. El nuevo gobierno militar designó como Ministro de Trabajo al
coronel Juan Domingo Perón, dando origen a su carrera política.
La industrialización que se
estaba dando en Argentina, favorecida por la Segunda Guerra Mundial,
había provocado cambios sociales importantes: por un lado el surgimiento
de una burguesía vinculada a la industria, nacionalista y partidaria de
mantener una política exterior independiente y neutral. Por otro lado
el crecimiento de la clase obrera, engrosada por el traslado de
habitantes de las provincias hacia Buenos Aires (los “cabecitas
negras”).
En el ejército surgió un grupo
de oficiales jóvenes que coincidía con la burguesía en sus aspiraciones
nacionalistas y desarrollistas, siendo partidarios de colocar las
producciones básicas bajo el dominio del estado para mantener la
independencia económica. Esos oficiales formaron una logia dentro del
ejército, el GOU, Grupo de Oficiales Unidos, que tuvo activa
participación en el golpe de 1943. Perón, que pertenecía al GOU, comenzó
a ser conocido por las medidas que tomó desde el Ministerio de Trabajo
que favorecían ala clase trabajadora argentina: estatuto del peón rural,
normas de protección al trabajo de los obreros, congelación de los
precios.
La popularidad de Perón no fue
bien vista por los sectores más conservadores del ejército que,
impulsados por los sectores económicos poderosos contrarios a las
medidas de protección a los trabajadores, destituyeron a Perón y lo
encarcelaron en octubre de 1945. La embajada de EEUU, que consideraba a
Perón peligroso por su nacionalismo y lo acusaba de fascista, vio con
simpatía su alejamiento del poder.
Pero una gran manifestación popular realizada el 17 de octubre, logró que Perón fuera liberado.
El gobierno militar convocó a
elecciones y Perón, que había estado organizando a los sectores
trabajadores, se presentó como candidato del Partido Justicialista.
Enfrentó a una alianza de los demás sectores políticos y los derrotó,
usando hábilmente la propaganda al plantear su gobierno como única
alternativa ante la creciente influencia norteamericana. Utilizando a su
favor la intromisión en los asuntos argentinos del embajador de EEUU,
Braden,(que públicamente se había pronunciado contra Perón) la
publicidad justicialista planteaba “Braden o Perón”.
El primer gobierno peronista
(1946-51).- La Iglesia, el Ejército y el movimiento sindical fueron las
organizaciones en las que se apoyó el peronismo. La Iglesia vio en Perón
la figura capaz de lograr un equilibrio social y controlar a los
obreros evitando su “izquierdización”.
El ejército no estuvo unido en
su apoyo a Perón, pero este logró que la mayor parte los respaldara
aumentando su presupuesto. Se crearon fábricas militares para construir
desde aviones hasta automóviles.
El principal apoyo vino del
movimiento sindical. Hasta la llegada de Perón al Ministerio de Trabajo,
los obreros carecían de organización; los gremios tenían pocos
integrantes y la mayoría de los trabajadores, de origen rural, no
comprendían ni seguían a los dirigentes anarquistas, socialistas y
comunistas. Con Perón surgió un nuevo sindicalismo, vinculado al Partido
Justicialista y al poder. Se creó una central para unir a todos los
sindicatos: la CGT (Confederación General de Trabajadores), cuyos
dirigentes recibían cargos y beneficios económicos formando una
“aristocracia” sindical.
Los trabajadores recibieron
muchos beneficios, pero debían permanecer fieles a las orientaciones del
gobierno. El control del sector sindical, permitía al gobierno mantener
la paz a social que los inversores exigían. El peronismo se manifestaba
antioligárquico, antiimperialista, pero también antimarxista y no creía
en la lucha de clases.
Los aspectos más importantes de la obra realizada por el peronismo fueron:
- La estatización del Banco Central, los ferrocarriles, los teléfonos, el gas y la aviación.
- El estado controló el comercio
exterior, decidiendo que productos se importaban y cuales no. Además el
estado compraba la producción agrícola a los productores y la revendía
al exterior.
- Se estimuló el desarrollo de la aviación, la marina mercante nacional y la industria, especialmente la industria liviana
- En materia social se
concretaron mejoras en la situación de los trabajadores: aumentos
salariales, vacaciones pagas y aguinaldo.
En cuanto al régimen político,
fue autoritario. El sistema educativo dependió del gobierno. En los
libros escolares se realizó un culto a la personalidad de Perón y su
esposa, Evita. La universidad perdió autonomía. Los derechos
individuales fueron limitados. Se establecieron restricciones o
simplemente se eliminó a la prensa opositora.
El segundo gobierno peronista
(1952-55) y su caída.- Para las elecciones de 1952, se postuló
nuevamente Perón. La CGT quería que fuera acompañado por su esposa como
candidata a la vice-presidencia. Eva Duarte, llamada popularmente Evita,
había sido un importante apoyo en el primer gobierno peronista; incluso
antes, cumplió un papel trascendente en la organización de la
manifestación popular que devolvió a Perón la libertad (el 17 de octubre
de 1945, celebrado por lo peronistas como Día de la Lealtad). Durante
la primera presidencia de Perón se encargó del Ministerio de Trabajo,
realizando muchas obras de ayuda hacia los trabajadores, las mujeres y
los ancianos. La obra fue usada demagógicamente por la propaganda
peronista, resaltando la personalidad de Evita como “abanderada de los
humildes”. En la propaganda se ponía énfasis en su origen humilde, una
“cabecita negra” que no negaba sus orígenes, aunque no ocultaba su gusto
por las joyas, las pieles y los costosos vestidos.
La propuesta de que Evita fuera
la vicepresidenta no prosperó, en parte por la grave enfermedad que
tenía, (un cáncer que le provocó la muerte en 1952) y en parte por la
oposición de los sectores más conservadores del peronismo y del
ejército.
Aunque triunfó con el 60% de los
votos, la segunda presidencia de Perón debió enfrentar serios
problemas. Como pasó con otros gobiernos populistas de A. Latina, la
situación internacional ya no era tan favorable para la economía. Frente
a la crisis el gobierno redujo los salarios y, abandonado su postura
nacionalista y antiimperialista, abrió la economía argentina al capital
extranjero (por ejemplo yacimientos de petróleo entregados a la Standard
Oil).
El régimen perdió el apoyo de la
Iglesia Católica al aprobar la ley de divorcio y retirar la enseñanza
religiosa de las escuelas públicas. El enfrentamiento se hizo más duro
cuando sectores radicales del peronismo quemaron iglesias tras un
fracasado golpe militar en febrero de 1955.
A pesar de que la CGT siguió
siendo el apoyo principal, algunos sindicatos, como los metalúrgicos,
escaparon al control del gobierno y realizaron huelgas. La falta de
Evita se hizo sentir.
En setiembre de 1955, el general
Lonardi encabezó un levantamiento militar. Perón no opuso resistencia,
renunció y se marchó a un confortable exilio.
AMÉRICA LATINA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX
En el transcurso de las décadas del 60 y del
70 se produjeron alternativamente intentos de reformas, profundas crisis
económicas, sociales y políticas, revoluciones o intentos de lograrlas y
dictaduras. Se acentuó la dependencia económica con el mantenimiento de
las situaciones de pobreza. Fue además una época caracterizada por las
confrontaciones sociales y políticas agravadas por la presencia de la
Revolución Cubana y el reforzamiento de la Guerra Fría en la región.
EL ESTANCAMIENTO ECONÓMICO
Fue consecuencia de varios factores relacionados:
- Baja de los precios internacionales de las
materias primas exportadas por A. Latina. Los precios altos que habían
alcanzado el cobre, el estaño, la carne, la lana, etc, durante la guerra
no se mantuvieron.
- Deterioro en los términos de intercambio:
los productos vendidos por A. Latina valían menos, pero los que compraba
valían más; como resultado hubo que disponer de más dinero para
importar productos. A eso hay que agregarle lo que se pagaba por fletes,
ayuda técnica, etc.
- Aumento de la deuda externa. La balanza
comercial desfavorable y el déficit de los presupuestos estatales (más
gastos que ingresos de dinero) llevaron a buscar la solución a través de
la solicitud de préstamos otorgados por otros países, por bancos
privados extranjeros o por organismos internacionales como el Fondo
Monetario Internacional. Los préstamos estuvieron destinados , entre
otras cosas a comprar maquinarias para las industrias y pagar la
administración pública.
- Resistencia al cambio de las estructuras
agrarias. Las reformas populistas de los años 40 y 50 no afectaron al
latifundio. La tierra siguió concentrada en pocas manos. La mayor parte
de la población latinoamericana vive en el campo, carece de tierras y de
medios de vida suficientes como para consumir los productos realizados
por las industrias latinoamericanas. Al quedar fuera del consumo estas
masas de población, las industrias tuvieron menos ventas de las
esperadas, disminuyeron la producción, los empleos y los salarios. Al
haber menos poder adquisitivo en la ciudades, hubo una disminución en la
demanda de productos agrícolas, cerrándose así un círculo económico
negativo.
- Mayor presencia de las multinacionales.
Muchas veces los países latinoamericanos presentaron ventajas para la
instalación de empresas multinacionales: amplios mercados, recursos
naturales, mano de obra, infraestructura relativamente desarrollada,
regímenes políticos seguros. Se generalizaron las inversiones de
empresas de origen norteamericano en sectores claves como la minería, el
petróleo, las agroindustrias y los bancos.
- Descapitalización: salida de capitales
hacia el exterior. Las mayor parte de las ganancias obtenidas por las
empresas extranjeras que invertían en A. Latina, eran enviadas a los
accionistas radicados en el exterior. A esto hay que agregar el pago de
los intereses de la deuda y lo que se pagaba por las importaciones. Era
mucho más el dinero que salía hacia los países desarrollados que el que
estos invertían en Latinoamérica. Entre 1956 y 1960 hubo una salida de
más de 6 mil millones de dólares . Esta pérdida de dinero impidió que
los países de A. Latina se capitalizaran y tuvieran su propio dinero
para invertir, aumentando la dependencia de los préstamos.
- La presencia del FMI significó una
limitación a la labor de los gobiernos latinoamericanos. Los préstamos
otorgados por el FMI o su aval como garantía para obtener préstamos de
bancos extranjeros, se hacían a cambio de firmar “cartas intención” en
las que los gobiernos se comprometían a cumplir con determinados
requisitos (menor intervención del estado en la economía, restricción de
préstamos baratos, devaluaciones, libre valor del dólar, etc). Esto
implicó abandonar la política intervencionista y de estado benefactor
que se venía realizando; como consecuencia disminuyó la protección a los
sectores trabajadores y de pequeñas empresas, aumentando la
conflictividad social.
LA SITUACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA
Una de las medidas tomadas por los gobiernos e
base a las recomendaciones del FMi, fue la eliminación de los cambios
múltiples, es decir que ya no podía haber un valor distinto para el
dólar según para que se fuera a usar. Durante el período de crecimiento
hacia adentro se pagaba a los exportadores un dolar barato para luego
venderselo barato a los importadores de maquinaria y combustible o
productos necesarios para el consumo popular. Si el dolar se iba a usar
para importar productos que se podían hacer en Latinoamérica o que no
eran necesarios, salía más caro.
La eliminación de esta diferencia en el valor
del dólar y la devaluación de las monedas nacionales, significó un
aumento de la ganancia de los exportadores y un encarecimiento de los
productos importados.
Las devaluaciones trajeron inflación y por lo
tanto aumento de precios, elevándose el costo de vida. La inflación
afectó a los sectores que tenían ingresos fijos (asalariados, jubilados)
y a los desocupados, aumentando las diferencias sociales.
La restricción a los créditos lesionó a los
pequeños productores que, carentes de suficiente capital, no podían
hacer frente a las necesidades económicas (aumento del precio de la
maquinaria y los combustibles) y no pudieron renovar sus empresas.
Las clase medias urbanas que se habían
acostumbrado a un consumo similar al de países desarrollados (vivienda
propia, automóvil, electrodomésticos, vestimenta, vacaciones) vieron
disminuir su poder de compra.
Esta situación provocó mayor conflictividad: huelgas y manifestaciones.
Los gobiernos nacionales tomaron medidas
represivas contra los sindicatos y las organizaciones estudiantiles que
se sumaron a las protestas. La represión y la falta de soluciones al
estancamiento económico incentivaron la violencia política. Focos
revolucionarios se dieron en varios países de América Latina tomando
como ejemplo lo sucedido en Cuba.
LA REVOLUCIÓN CUBANA Y SUS CONSECUENCIAS
Cuba, una isla de las Antillas, adquirió
importancia estratégica y comercial a partir del siglo XVIII. Su
población indígena apenas sobrevivió al primer siglo de colonización
española y fue sustituida por mano de obra esclava africana. Se formó
así una sociedad multiétnica.
Su economía se basaba en las plantaciones de
caña de azúcar. Políticamente fue el último territorio americano en
independizarse de España, a fines del siglo XIX. En el corre de ese
siglo los movimientos nacionalistas intentaron en varias ocasiones
terminar con la colonización pero las revoluciones eran derrotadas.
Finalmente, en 1898, EEUU intervino declarandole la guerra a España, lo
que permitió a los rebeldes cubanos obtener su “independencia”. A esa
altura ya existían importantes inversiones de capitales norteamericanos
en las plantaciones azucareras.
El nuevo estado quedó bajo la influencia de
EEUU, incluso su propia constitución establecía el derecho de los
norteamericanos a intervenir en Cuba en caso de que se vieran afectados
sus intereses (enmienda Platt de 1902).En varias ocasiones EEUU
intervino militarmente en la isla: 1906, 1912, 1917, 1922 y 1933.
La economía cubana siguió basandose en la
producción de azúcar cada vez más dominada por los capitales de EEUU. En
1950 casi el 50% de las tierras dedicadas a la caña de azúcar eran
propiedad de empresas norteamericanas. EEUU también controlaba los
servicios telefónicos, la electricidad, los ferrocarriles y la
producción de níquel, además de controlar buena parte de los casinos y
centros de diversión nocturna de La Habana.
La caña de azúcar precisaba mucha mano de
obra durante la cosecha pero luego esos trabajadores quedaban
desempleados. Las condiciones de vida en el medio rural eran malas y
existía una fuerte migración hacia las ciudadades.
Politicamente se sucedieron dictaduras que
mantenían la situación económica y social incambiada. En 1933 una huelga
general logró la caída del dictador Machado, y la creación de un
gobierno democrático. Pero este no contó con el apoyo del EEUU que
propició una nueva dictadura a cargo del sargento Fulgencio Batista.
Este se mantuvo en el poder desde 1934 a 1959. En ese período se
hicieron elecciones pero la oposición era perseguida y existía fraude.
Ante esa situación, en el año 1953, un grupo
de jóvenes liderados por abogado Fidel Castro realizó un asalto al
Cuartel Moncada, pero fracasó y los rebeldes fueron presos. Cuando
volvieron a la libertad, Castro y otros rebeldes, se trasladaron a
México donde prepararon una insurrección mayor.
La guerrilla de Sierra Maestra.- El 2 de
diciembre de 1956, 80 hombres desembarcaron al sur de la isla. Entre
ellos estaban Fidel Castro, su hermano Raúl y el argentino Ernesto “Che”
Guevara. Descubiertos y atacados buscaron refugio en la zona montañosa y
selvática, internándose los pocos sobrevivientes en la Sierra Maestra.
En la montaña se organizó un ejército
revolucionario formado sobretodo por campesinos. Las operaciones
guerrilleras se fueron ampliando al resto de la isla. El gobierno de
Batista, acusado de incapacidad y corrupción no tenía respaldo popular y
muchos vieron con simpatía la rebelión. Varios partidos se sumaron a la
lucha contra Batista y se creó un Directorio Revolucionario. En las
ciudades se sumaron las protestas, los sabotajes y finalmente, en marzo
de 1957 fue asaltado el palacio presidencial. Batista, que ya no contaba
ni con el respaldo de EEUU, huyó.
El 1 de enero de 1959 el ejército guerrillero entró a La Habana.
El enfrentamiento con EEUU.- Los primeros
días después del triunfo de la revolución fueron de euforia en Cuba,
aunque nadie tenía en claro que se proponían los triunfadores. Varios
eran los que habían participado en la caída de Batista, pero el poder
visible estaba en el ejército revolucionario formado en Sierra Maestra,
cuyos líderes hablaban de hacer un gobierno nacionalista y
antiimperialista.
Se creó un gobierno de coalición del que
participaban varias fuerzas políticas; Fidel castro fue designado
comandante del nuevo ejército. Los primeros pasos del nuevo gobierno
fueron de carácter reformista. Pero luego las medidas fueron más
profundas y la alianza se rompió. La reforma agraria, las
nacionalizaciones de empresas extranjeras, el juicio a los criminales de
guerra, la reducción del valor de los alquileres, el cierre de los
casinos, alejó del gobierno a los sectores moderados, pertenecientes a
la clase alta y vinculados a EEUU.
Las medidas del gobierno tampoco gustaron a
EEUU que veía a Cuba como parte de su “zona de infleuncia”. Ante la
nacionalización de empresas azucareras que estaban en manos de
norteamericanos, el gobierno de EEUU decidió no comprar azúcar a Cuba.
El gobierno cubano adquirió petróleo a la URSS; las refinerías que había
en Cuba eran norteamericanas y se negaron a refinar el petróleo de
origen soviético. Cuba reaccionó nacionalizando las refinerías.
Inicialmente ni Castro ni los otros
dirigentes guerrilleros eran comunistas. Pero el enfrentamiento cada vez
mayor con EEUU, los llevó a buscar el apoyo de la URSS, que se
transformó en el nuevo mercado del azúcar cubano y el abastecedor de
maquinaria, petróleo y, cuando las relaciones con EEUU fueron más
tensas, de armamento.
En 1961, con la autorización del presidente
John Kennedy, los servicios secretos norteamericanos prepararon una
invasión a Cuba. Supuestamente se trataba de cubanos descontentos con el
gobierno que se rebelaban. La invasión se organizó en Guatemala (donde
EEUU había realizado una operación similar unos años atrás y había
tenido éxito) y el lugar de la invasión fue Playa Girón (Bahía
Cochinos). Pero la defensa realizada por el nuevo ejército cubano y la
falta de apoyo a los invasores, hizo fracasar el plan.
Poco después Fidel Castro anunciaba la
orientación socialista de su gobierno. Los sectores políticos que
apoyaban la revolución formaron el Partido Comunista de Cuba que quedó
como partido único.
Los primeros años de la revolución.-
En el plano económico se puso en marcha una
reforma agraria que eliminó los latifundios. Se expropiaron las
posesiones de más de 400 hectáreas y se repartieron entre pequeños
propietarios y cooperativas.
Se estatizaron las grandes empresas
industriales (por ejemplo las tabacaleras), los grandes almacenes, los
bancos y las compañías eléctricas y telefónicas.
En la educación fue sin duda donde se
observaron más logros. En Cuba, antes de la revolución, el 23% de la
población no sabía leer ni escribir y de los niños en edad de ir a la
escuela sólo la mitad lo hacía. El gobierno de Castro se propuso
erradicar el analfabetismo. El año 1961 se declaró “Año de la
educación”, se organizaron brigadas de jóvenes estudiantes y fueron
enviadas por toda la isla para alfabetizar a la población. Unos 270 mil
jóvenes participaron como brigadistas y al finalizar el año habían
logrado alfabetizar a casi todos los analfabetos.
Desde el punto de vista político, luego del
acercamiento a la URSS, Cuba se organizó siguiendo el modelo soviético:
partido único, elecciones indirectas, imposibilidad de oposición o
críticas fuera del partido. El Partido Comunista les dio a los
revolucionarios la organización de la que carecían en un primer momento.
El apoyo popular fue canalizado a través d e los Comités de Defensa de
la Revolución, creados a nivel barrial
De Sierra Maestra a Los Andes.- En muchos
países de América Latina los sectores políticos desconformes con la
situación económica y social, vieron en la revolución cubana un modelo a
seguir. En algunos casos porque no existía un sistema electoral que les
garantizase la posibilidad de llegar al gobierno por esa vía; en otros
por que se buscó un camino rápido para tener el poder y comenzar con las
reformas, los sectores radicales se plantearon recurrir a la lucha
armada.
Se trataba de sectores políticos
nacionalistas, antiimperialistas y de tendencias populistas, algunos de
origen socialista, aunque en general los partidos comunistas de América
Latina se mantuvieron al margen y tuvieron una visión crítica de los
movimientos guerrilleros.
Siguiendo al pie de la letra el análisis
teórico realizado por Ernesto Che Guevara y el francés Regis Debray, se
plantearon crear “focos” rebeldes en zonas de difícil acceso para las
fuerzas militares (selvas, montañas) y allí formar una “zona liberada”
donde los rebeldes establecerían su propio gobierno. Esas zonas,
contando con el apoyo campesino, se irían extendiendo hasta tomar todo
el país y lograr la derrota del gobierno. Para eso era necesario
entrenarse y armarse.
La guerrilla tuvo como principales
protagonistas a jóvenes, muchos de ellos intelectuales, de clase media,
que tomaban como punto de referencia héroes históricos (Bolívar,
Artigas, etc) y a los más recientes revolucionarios: Fidel Castro, el
“Che” Guevara, el líder revolucionario chino Mao Zedong, el líder
revolucionario de Vietnam Ho Chi Minh. Sus propuestas políticas eran
simples y atractivas: reforma agraria, justicia social,
antiimperialismo.
El gobierno cubano, con quien habían roto
relaciones casi todos los países de América Latina (obedeciendo las
presiones de EEUU), apoyó a las guerrillas. Primero fue un respaldo
moral y luego el apoyo material entrenando guerrilleros. En La Habana se
creó la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad) con la
finalidad de reunir a todos los movimientos guerrilleros y
antiimperialistas del continente. En 1967 la OLAS se planteó como
objetivo transformar a la cordillera de Los Andes en la Sierra Maestra
de América del Sur. O como dijo Guevara “crear dos, tres, muchos
Vietnam”, haciendo referencia a la lucha que aquel país sostenía contra
EEUU. En Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela y Argentina, se crearon
guerrillas rurales. En otros países como Brasil y Uruguay apareció otra
versión del “foco”: la guerrilla urbana.
En Bolivia la guerrilla contó con la
participación del propio Ernesto Che Guevara quien consideraba que la
situación geográfica y social de aquel país lo hacían el más apto para
comenzar un movimiento que después se extendería al resto de los países.
Pero la falta de apoyo de los campesinos y el poco respaldo político,
aislaron a la guerrilla que fue derrotada tras la muerte del “Che”
Guevara (8 de octubre de 1967).
En Perú la inestabilidad política se unió a
movimientos populares campesinos surgidos en la zona de la sierra.
Estudiantes y universitarios se establecieron en la zona y dirigieron la
guerrilla, ocupando latifundios. Pero la acción del ejército y los
escuadrones de la muerte (organizaciones creadas por los latifundistas
para asesinar a los campesinos rebeldes) pusieron fin a la guerrilla.
En Colombia se vivieron años de mucha
violencia política por la guerra entre conservadores y liberales, hasta
que los dos bandos llegaron a un acuerdo para sucederse ne el gobierno,
así que la lucha armada no era novedad para los colombianos. Las
situaciones que se vivían entre los campesinos eran similares a la de
otros países de Latinoamérica. En la amplia zona selvática que posee
Colombia se formaron varios grupos guerrilleros, siendo los más
importantes el Ejército de Liberación Nacional, dirigido por el
sacerdote Camilo Torres, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC). Esta ha llegado a dominar un parte considerable del
territorio colombiano y es en la actualidad el movimiento guerrillero
más antiguo de América Latina.
En Uruguay la crisis económica golpeó
duramente a los sectores más bajos y a la clase media. La década del 60
se inició con una creciente ola de reclamos y violencia. Se perdió la
convivencia pacífica rompiéndose la negociación que había caracterizado a
la política de este país. La principal organización armada fue el
Movimiento de Liberación Nacional (MLN-Tupamaros), integrada
mayoritariamente por miembros de la clase media, estudiantes,
profesionales universitarios. Uno de los fundadores de la guerrilla
tupamara, Raul Sendic, inició su acción en el norte del país, entre los
trabajadores de los cultivos de caña de azúcar, “los peludos”,
organizando varias marchas sobre Montevideo. Entre 1969 y 1972 el MLN
desarrolló un enfrentamiento violento con la policía y el ejército. En
1972 el presidente Juan María Bordaberry declaró el estado de guerra
interno y la ofensiva del ejército terminó con el movimiento
guerrillero.
LA POLITICA DE EEUU PARA AMERICA LATINA
Luego de la Segunda Guerra Mundial llegó la
decadencia de Europa. En América Latina Inglaterra perdió su influencia y
fue sustituida por EEUU, que pasó a ser el proveedor de préstamos y el
principal mercado para las exportaciones latinoamericanas.
Para canalizar y legitimar la influencia
norteamericana en la región, se crearon una serie de organismos, que
“ataban” a los paises latinoamericanos a las decisiones tomadas en
Washington. En 1947 se firmó el Tratado Interamericano de Asistencia
Recíproca (TIAR), que establecía un acuerdo de defensa militar entre los
países firmantes. En 1948 se firmó la Carta de Bogotá por la cual se
creaba la Organización de Estados Americanos (OEA) con el objetivo de
solucionar los conflictos regionales y estimular la cooperación entre
los países americanos. En ambos organismos era innegable la supremacía
de EEUU sobre los otros países de la región y eran parte de las alianzas
surgidas con la Guerra Fría.
EEUU estaba interesado que la situación
política de los países americanos no tuviera muchos cambios para evitar
una modificación en la relación de fuerzas con la URSS. Además había
zonas donde existía un interés estratégico desde hacía mucho tiempo: el
mar Caribe y Centroamérica. Ambas zonas estaban cercanas a EEUU y, en el
caso de Centroamérica, allí se encontraba el Canal de Panamá que
permitía la comunicación marítima de las dos costas norteamericanas.
Además estaba el interés económico: América Latina suministraba materias
primas y alimentos y recibía productos e inversiones de capital de
EEUU.
Antes de la Segunda Guerra Mundial las
intervenciones militares norteamericanas habían sido frecuentes en la
región del Caribe y América Central; eran los años de la “política del
garrote” iniciada por el presidente Thedoro Roosevelt a comienzos del
siglo XX. A partir de 1933 las intervenciones militares fueron dejadas
de lado por el presidente Franklin Roosevelt que inició la política de
“buena vecindad”. EEUU recurrió a la diplomacia y las presiones
económicas para mantener y aumentar su influencia.
Pero la Guerra Fría trajo nuevamente las
intervenciones militares, aunque algunas fueran disimuladas. En 1954 en
Guatemala el presidente electo por la mayoría de la población de ese
país, Jacobo Arbenz, inició una reforma agraria que afectaba los
intereses de la empresa norteamericana United Fruit. El gobierno
norteamericano lanzó una ofensiva para desestabilizar y hacer caer ese
gobierno, con una rebelión militar apoyada por la aviación
norteamericana. EEUU justificó su accionar señalando que en Guatemala
había una “infiltración comunista”. La acusación fue usada luego
reiteradamente para justificar otras intervenciones y atacar a quines
molestaban los intereses norteamericanos.
El triunfo de la revolución cubana, su
enfrentamiento a los intereses de EEUU y el fracaso de una invasión para
derribar al gobierno revolucionario, trajo novedades en las relaciones
norteamericanas con Latinoamérica.
La Alianza Para el Progreso.- Poco después de
asumir la presidencia de EEUU, John Kennedy dio a conocer sus
intenciones de ayudar Latinoamérica. En febrero de 1961 envió a dos de
sus principales asesores, Schlessinger y Mac Govern, para que realizaran
un informe de la situación en la región. El informe no dejaba dudas
sobre los problemas latinoamericanos. Allí se decía que de los 200
millones de habitantes, la mitad eran analfabetos; un 2% poseía el 50%
de la riqueza, mientras que el 70% de la población vivía en la pobreza.
En una reunión celebrada con los embajadores de los países de América
Latina en Washington, Kennedy reconoció que los norteamericanos y muchos
latinoamericanos aún no habían entendido la “urgente necesidad de
liberar al pueblo de la pobreza, la ignorancia y la desesperación”.
En agosto de 1961 (pocos meses después de
haber fracasado el intento de invasión a Cuba), se reunió en Punta del
Este el Consejo Interamericano Económico y Social (CIES), organismo
dependiente d ela Organización de Estado Americanos. Allí se discutió la
propuesta de Kennedy y se aprobó con 20 votos a favor y la abstención
de Cuba (que aún era miembro de la OEA).
El documento establecía la creación de una
Alianza Para el Progreso (ALPRO) donde los países se comprometían a:
fortalecer el sistema democrático, elevar el nivel de vida de la
población, ampliar el número de viviendas, asegurar una justa
remuneración para los trabajadores, acabar con el analfabetismo,
impulsar reformas agrarias, estimular la empresa privada, acelerar la
integración comercial y desarrollar programas de salud para prevenir
enfermedades. El texto de la Alianza iba acompañado por otro documento
conocido como Carta de Punta del Este donde se establecía un plazo de
diez años para llevar adelante las reformas. Durante esos años se
invertirían 100 mil millones de dólares: 80 mil millones los pondría A.
Latina, 10 mil millones provenían de EEUU y los otros 10 mil millones de
otras fuentes.
El delegado cubano a la reunión, Ernesto
“Che” Guevara, fundamentó su abstención señalando que si bien compartía
la declaración, creía que la Alianza fracasaría. Indicó que los
préstamos de EEUU sólo fomentarían a las empresas privadas, y en
especial a las norteamericanas establecidas en Latinoamérica; como estas
empresas enviaban sus ganancias hacia EEUU, el dinero volvería hacia
allá y no quedaría en los países pobres. Agregó que los precios de las
materias primas exportadas por A. Latina seguirían bajando, la balanza
comercial sería desfavorable y aumentaría el desempleo. “El desempleo
-señalaba Guevara- significa una baja de los salarios; empieza la
inflación y, entonces, en casi todos los países de América Latina
entrará a jugar un papel preponderante el Fondo Monetario
Internacional”.
Ocho años después de que la ALPRO se
iniciara, un informe de la CEPAL (Comisión Económica para América
Latina, organismo de Naciones Unidas) señaló que los dólares que
ingresaban a Latinoamérica por los planes de ayuda ran menos que los que
salían rumbo a EEUU como ganancias de las inversiones realizadas por
empresa norteamericanas. En abril de 1970 el senador norteamericano
Edward Kennedy, hermano del impulsor de la Alianza, reconoció que “La
ALPRO es un fiasco. Más del 30% de los habitantes de A. Latina mueren
antes de los 40 años. La miseria, la alimentación insuficiente y las
enfermedades consumen las fuerzas y las energías. El ritmo de
crecimiento económico alcanzó en el decenio anterior un promedio de 1,8%
anual. Es menor al que existía antes de la ALPRO. La tierra permanece
en manos de una ínfima minoría”.
LAS DICTADURAS MILITARES
Las dictaduras no eran una novedad para A.
Latina porque se venían dando desde la independencia en el siglo XIX.
Fue algo común el surgimiento de “hombres fuertes”, caudillos o jefes
militares que se imponían por la fuerza, su carisma y su poder
económico. No sólo se trataba de dictaduras personales sino de gobiernos
de fuerza impuestos por los sectores poderosos para mantener su poder
cuando se sentían amenazados.
En los años 60 y en particular en los 70 A.
Latina vivió una ola de dictaduras con características especiales,
basadas en la Doctrina de la Seguridad Nacional, que interpretaba la
situación mundial como una lucha entre el Mundo Occidental (capitalista,
cristiano,”libre”) y el Mundo Oriental (comunista, marxista,
totalitario). Esas dictaduras crearon la Doctrina de la Seguridad
Nacional para justificar la toma violenta del poder y el uso de la
represión (cárcel, tortura, desapariciones, censura) contra quienes
consideraban “subversivos”.
¿Cuáles fueron los factores de estas
dictaduras? Hubo factores propios de cada país, pero hay factores
generales que se pueden usar para explicar el origen de casi todas
ellas. Hubo una combinación de crisis económica, social y política y
factores externos.
Los sectores populares perjudicados por el
estancamiento económico que se venía dando desde los años 50, comenzaron
a organizarse para que sus reclamos fueran atendidos: los sindicatos se
unieron, se enfrentaron con las empresas y estas usaron la represión
policial. Las clases medias también manifestaron su descontento por la
crisis que bajaba su nivel de vida. Algunos sectores de clase media se
unieron a las clases populares en sus reclamos y formaron “frentes
populares” como una alternativa a los partidos políticos existentes.
Otros, incrédulos con el sistema electoral, buscaron la alternativa de
una salida a la fuerza en dos direcciones: la revolución armada (la
guerrilla foquista) o los gobiernos autoritarios.
Los grupos económicamente dominantes
estuvieron divididos, no sabían como enfrentar la crisis y sus
consecuencias sociales. Perdieron la capacidad de imponer su liderazgo y
crear un modelo de país que fuera aceptado por los demás sectores de la
sociedad. Temían a las movilizaciones de los obreros y a la
radicalización de las clases medias, por lo tanto buscaron imponer el
orden por cualquier medio.
Las empresas multinacionales que invertían en
América Latina también querían el orden y la estabilidad social, por lo
tanto apoyaron gobiernos autoritarios. Hay autores que marcan el
interés de la banca para invertir el dinero sobrante en los países
desarrollados (por los depósitos de los árabes luego de la suba del
petróleo) en los países latinoamericanos. Esas inversiones necesitaban
una sociedad tranquila, sin posibilidad de cambios de gobiernos bruscos y
que asegurara el retiro las ganancias.
La revolución cubana y el apoyo de Cuba a las
guerrillas también incidió. Fue causa y excusa para que los militares
aumentaran su poder. Además EEUU no podía permitir que el ejemplo cubano
se difundiera por A Latina, porque eso significaría perder el control
de la región. Por lo tanto apoyó a los gobiernos de fuerza que
destruyeran a las guerrillas y que acabaran con las movilizaciones
populares que podían desembocar en situaciones revolucionarias. EEUU se
vinculó con los ejércitos latinoamericanos a través de los cursos para
oficiales que se daban en escuelas militares norteamericanas,
especialmente la ubicada en el Canal de Panamá.
Características de los gobiernos militares.-
Si bien los diferentes regímenes tuvieron su propia identidad,
presentaron características comunes:
- Forma ilegal de acceder al poder (golpe de estado).
- Eliminación de los parlamentos, suspensión
de los derechos individuales, prohibición de los partidos políticos,
persecución de los opositores al régimen. Fueron graves los casos de
tortura, asesinato y desaparición de personas realizadas por estos
gobiernos.
- Concentración del poder en manos del Poder
Ejecutivo. Este, en la mayoría de los casos fue ocupado por jefes
militares, pero en algún caso se designaban civiles, aunque el mando
real siempre estaba en manos de las juntas militares.
- Dominio militar de los organismos estatales, designando interventores militares para hacerse cargo de ellos.
- Política económica neoliberal, aunque su aplicación mostró variantes de una país a otro.
El historiador francés Alain Rouquié distingue cuatro tipos distintos de dictaduras en A. Latina:
a) El modelo patrimonial de las dictaduras
familiares, que buscan la formación de una dinastía gobernante que usa
el poder para enriquecerse. Es el tipo de dictadura clásica de América
Latina, la que se venía dando desde el siglo XIX. Por ejemplo la familia
Somoza en Nicaragua o Duvalier en Haití.
b) Las dictaduras que se presentan como
“revoluciones desde arriba” con un programa reformista de tipo
populista. El ejemplo es la dictadura de Velazco Alvarado en Perú, vista
con simpatía por algunos sectores de izquierda por su política
nacionalista y antiimperialista.
c) Los regímenes burocráticos desarrollistas,
que intentaron imponer por la fuerza un modelo de desarrollo
asociándose al capital extranjero y eliminaron cualquier tipo de
oposición dentro de su país. Por ejemplo el Brasil a partir de 1964.
d) las dictaduras terroristas y neoliberales,
que son las dictaduras que se dieron en los años 70, por ejemplo en
Chile, Argentina y Uruguay. Son estas dictaduras las que presentan más
claramente las características señaladas anteriormente.
AMÉRICA LATINA A FINES DEL SIGLO XX
LA RECUPERACION INSTITUCIONAL
Las dictaduras latinoamericanas comenzaron a
dar signos de agotamiento desde fines de la década del 70. En 1979 el
gobierno militar ecuatoriano pemitió las elecciones. El mismo año en
Nicaragua la revolución encabezada por el sandinismo derrocó al dictador
Anastasio Somoza. En Perú en 1980, en Honduras en 1981 y en Bolivia en
1982, los militares cedieron el gobierno a civiles elegidos en
elecciones. La dictadura argentina se desmoronó a partir del fracaso de
la Guerra de las Malvinas. Uruguay y Brasil tuvieron elecciones en 1984 y
Chile en 1989. También ese año cayó la dictadura de Strossner en
Paraguay.
De esta manera y en el lapso de una década,
las naciones de América latina retornaron a sus instituciones políticas
establecidas en las constituciones. La retirada de los gobiernos
militares fue fruto de factores mundiales, regionales y locales.
El primero fue el aumento de la deuda externa
que acentuó los problemas económicos. Sectores de la población, que
anteriormente habían apoyado, o visto con indiferencia, los golpes de
estado, ahora le negaban legitimidad a esos gobiernos.
Otro factor fue la política para la región
llevada adelante por el gobierno de EEUU. El presidente Jimmy Carter
(1976-1980) dio más importancia a un cambio democrático en América
Latina, fundamentalmente en lo concerniente a los derechos humanos. Los
gobiernos posteriores, el de Ronald Reagan (1981-1989) y George Bush
(1989-1993) , si bien no compartían la postura de Carter a favor de los
derechos humanos, mantuvieron el apoyo a la desmilitarización.
Además de estos dos factores, fueron
decisivas las circunstancias particulares de cada país. En algunos
casos, como en Argentina y Bolivia la transición hacia los gobiernos
civiles fue desencadenada por el fracaso y la división de los militares.
En otros casos, como Brasil, Uruguay y Chile, los gobiernos militares
consiguieron imponer una transición negociada. Uno de los puntos
críticos de la negociación fue la limitación de las investigaciones
sobre las violaciones de los derechos humanos cometidas por los
gobiernos militares. La amnistía de los militares ha sido uno de los
problemas que han tenido que enfrentar y resolver los nuevos gobiernos.
LA DEUDA EXTERNA
Las causas.- En la década del 70 los países
latinoamericanos tenían una enorme necesidad de dinero para sostener su
economía. Ese dinero lo obtuvieron de los grandes bancos
internacionales. Estos bancos facilitaron los créditos con el fin de
obtener ganancias de las grandes sumas de dinero depositadas en ellos
por los países árabes enriquecidos por la suba del precio del petróleo. A
los bancos les servía incluso prestar dinero con interés bajo y plazos
largos, antes de que los capitales quedaran inmovilizados sin dar
ninguna ganancia.
Los países que recibieron esos préstamos,
muchos de los cuales eran gobernados por dictaduras, no se encontraban
en condiciones de devolver el dinero prestado, puesto que la mayor parte
de ese dinero no se dedicó a actividades productivas capaces de generar
las ganancias necesarias para pagar la deuda.
Para pagar las deudas contraídas se recurrió a
nuevos préstamos o refinanciando en condiciones menos favorables. De
esta manera la deuda fue aumentando cada vez más y se hizo difícil pagar
los intereses. La situación se agravó por:
- La caída de los precios de los productos
exportados por los países de A. Latina. Por lo tanto fue necesario
aumentar la cantidad de los productos exportados para poder recibir
fondos frescos.
- La fuga de capitales que entre 1970 y 1985 fue de 100 mil millones de dólares, o sea una cuarta parte de la deuda.
- El aumento de la tasa de interés en los países desarrollados, lo que provoca automáticamente un aumento en la deuda.
Las consecuencias.- En los años 80 se
hicieron sentir los efectos de la deuda. En diez años el dinero adeudado
se había multiplicado por diez, pasando de 20 mil millones de dólares
en 1970, a 200 mil millones de dólares en 1980. Para poder pagar los
gobiernos aplicaron políticas de ajuste, provocando la caída de los
salarios y desocupación. Los estados redujeron sus gastos en actividades
de apoyo a los sectores más carenciados y dejaron de hacer obras de
infraestructura.
En la conferencia de L a Habana de 1985
muchos presidentes latinoamericanos declararon la necesidad de un cambio
en el orden económico internacional, aunque ninguno acompañó el planteo
del dirigente cubano Fidel Castro de que la deuda era impagable.
Posteriormente el gobierno de Perú propuso que sólo se pagara por año el
10% de lo que ingresaba por las exportaciones, Venezuela solicitó un
plazo de 30 años para pagar la deuda y México se declaró en quiebra.
El Fondo Monetario Internacional respondió
enérgicamente, culpando a los deudores de dilapidar el dinero por sus
políticas económicas y amenazando con cortar todos los préstamos a
aquellos que no pagaran con puntualidad. Los bancos y el FMI impusieron
estrictas condiciones para otorgar nuevos préstamos, obligando a los
gobiernos a emprende profundas reformas económicas. Estas reformas se
basan en el liberalismo económico (neoliberalismo) impulsado por los
economistas de la Universidad de Chicago con Milton Friedman a la
cabeza. Las medidas “recomendadas” a los gobiernos son:
- Reducir el papel del estado en la economía
privatizando empresas estatales y desregulando la economía (dejando la
iniciativa a las empresas privadas, no fijando el valor de la moneda,
etc).
- Abrir las economías al mercado y a las inversiones extranjeras.
- Reducir la emisión de moneda para limitar
la cantidad de circulante y de esa manera, al reducir el consumo,
mantener los precios y evitar la inflación (política deflacionista).
EL PROBLEMA DE LA TIERRA
En el campo se ha mantenido el latifundio
como en la época colonial y apenas se aprecian algunos cambios.
Tradicionalmente el latifundio iba acompañado por el minifundio: los
campesinos pobres tenían su pequeña parcela de tierra que trabajaban
para alimentarse, pero como esto no alcanzaba, trabajaban como peones en
los grandes haciendas a cambio de un salario. Los salarios eran
extremadamente bajos, no existía legislación laboral que los protegiera y
las condiciones de trabajo eran similares a la de la esclavitud. En
muchas d estas grandes haciendas existían comercios, propiedad del
propietario de la tierra, donde los campesinos compraban y se endeudaban
por los altos precios. Al cobrar su salario el peón se encontraba
endeudado y tenía que seguir trabajando para pagar la deuda.
El proceso de industrialización iniciado en
los años 30 y 40 introdujo algunos cambios a esta situación. La
industria requería una mayor producción agraria que asegurara materia
prima barata, por lo tanto se requería una modernización. Además la
situación de miseria de los campesinos se multiplicaba con el aumento d
ela población rural, y esto llevaba a rebeliones y violencia que podía
perjudicar a la producción.
Por estas razones, para aumentar la
producción, se necesitaba una transformación en el sistema de
explotación de la tierra, usando métodos “más capitalistas”. Los
latifundios no desaparecieron, pero se mecanizaron; la tecnología
desplazó a la mano de obra no capacitada y aumentó la migración de
campesinos hacia la ciudad. Los campesinos que quedaban eran asalariados
y no tenían tierras propias.
En algunos países se aplicaron o se
intentaron aplicar reformas agrarias. En muchos casos la entrega de
tierras a los campesinos fue sólo una promesa; cuando se entregaban eran
las tierras menos productivas, en zonas desérticas, y además no se les
entregaban los recursos básicos para hacerlas producir (maquinaria,
semillas, apoyo técnico, etc).
En muchos países latinoamericanos los
campesinos se han organizado y siguen reclamando su derecho a la tierra.
En la zona andina, los campesinos, que son indígenas, se han organizado
en comunidades de acuerdo a sus costumbres y reclaman su derecho a la
tierra de sus antepasados para trabajarlas colectivamente. En México, la
tierra es uno de los reclamos de los zapatistas que se rebelaron en la
región de Chiapas.
En Brasil se ha organizado el Movimiento de
los Sin Tierra, que en varias ocasiones ha ocupado latifundios
improductivos para trabajarlos. La situación de Brasil es de las más
graves. El 80% de la tierra está ocupado por sólo el 10% de los
propietarios; de este porcentaje, cerca del 85% de la tierra se mantiene
improductiva. Al mismo tiempo unos 30 millones de campesinos se
encuentran en situación de extrema pobreza.
SITUACIÓN DE LOS INDÍGENAS
La situación del indígena no es la misma en
todo el continente. En las regiones donde habían alcanzado un grado de
evolución importante y habían formado sociedades numerosas antes de la
colonización, los indígenas siguen siendo la mayoría de la población o
buena parte de ella junto a los mestizos (México, casi toda
Centroamérica, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay). Con la
independencia, la situación de los indígenas de esta zona no tuvo
cambios importantes. La mayoría indígena ha sido y continua siendo
campesinos sin tierra u ocupante de las peores tierras.
En las regiones donde el indígena tenía un
menor grado de evolución, no era considerado apto para trabajar y opuso
mayor resistencia, fueron desplazados hacia las zonas más alejadas
(Brasil) o simplemente fueron exterminados o reducidos a su mínima
expresión (Uruguay, Argentina). Estas zonas, además, recibieron en el
correr del siglo XIX, importante cantidad de inmigrantes, por lo que la
presencia indígena era considerada negativa e innecesaria. Se señaló
como una ventaja, frente a otros países latinoamericanos, el no poseer
el “problema del indio”.
Considerar a los indígenas como un problema
es parte de la discriminación racial que aún existe en Latinoamérica. A
pesar de que el mestizaje es una de las características que
identificaban a la región, el color de la piel sigue determinando el
lugar que se tiene en la sociedad. Cuanto más rasgos de blanco se
tienen, mayores posibilidades de ascenso social existen.
A partir de los años 40, en países como
México, Guatemala, Ecuador, Perú y Bolivia, los populistas tomaron en
cuenta, al menos en el discurso, la situación india y reclamaron su
integración a la sociedad. Los populistas reclamaban el derecho de los
indígenas a la tierra, no sólo porque históricamente les pertenecía ,
sino porque su dependencia de los latifundistas los mantenía pobres,
ignorantes, no integrados a la sociedad de consumo. Esta postura a favor
del indígena tuvo eco a nivel de los intelectuales dando origen a al
indigenismo.
En 1940 en Pazcuaro, México, se realizó el
primer Congreso Indigenista con delegados de todo el continente.
Participaron políticos, científicos, pero ninguna comunidad india estuvo
representada.
A partir de los años 70 se han realizado
conferencias de organizaciones representativas de los indígenas, es
decir donde los indígenas han participado directamente. En ellas se han
venido planteando los reclamos de los indígenas, hechos por los propios
indígenas:
- El respeto a las tradiciones culturales; no
basta que el indígena sobreviva fisicamente, sino que pueda vivir como
indígena, con sus costumbres, su idioma, su religión. Al concepto de
genocidio, los indígenas han incorporado el de etnocidio, es decir, la
destrucción de una cultura.
- La relación entre el indígena y la tierra
no debe hacerse mediante planes elaborados “desde arriba”, por el
gobierno o por los técnicos, sino que debe hacerse con los criterios que
los propios indígenas suministran. Los indígenas deben planificar y
decidir como distribuir la tierra y como trabajarla.
- Se de be reconocer la autonomía de las
culturas indígenas. Los indígenas no se consideran peruanos, bolivianos,
guatemaltecos, etc, sino quechuas, aimarás, quitchés, etc. Sus
“fronteras” como pueblos, no coinciden con las fronteras geográficas de
los países.
La situación de los indígenas menos
evolucionados, los que huyeron hacia los lugares más apartados de las
selvas y las montañas, ha empeorado en las últimas décadas. Por ejemplo
en Brasil, en los años 70, comenzó la tala y quema de extensas zonas de
la Amazonia. El objetivo era convertir esa zona en tierra de cultivo y
ganadería por lo tanto se echó a los indios que habían sobrevivido
semiocultos en la selva. Los indios que “molestan” son asesinados.
La presencia de oro en la selva ha agravado
la situación indígena. Las condiciones de pobreza y miseria que se viven
en Brasil ha empujado a muchos pobres a dedicarse a la búsqueda
artesanal del oro: los “garimpeiros”. Estos se han dirigido hacia la
selva para buscar pepitas de oro que luego venden a las empresas
dedicadas a comercializar metales preciosos. La búsqueda de oro los ha
llevado a invadir la tierra de los indígenas; estos no han aceptado su
presencia y se han dado enfrentamientos de pobres contra pobres.
EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA Y URBANIZACIÓN
El rápido crecimiento de la población
latinoamericana se ha convertido en un problema. El crecimiento de
población no es parejo en todo el continente. Si bien hasta la primera
mitad del siglo la llamada América Blanca registraba un aumento vigoroso
de la población por la llegada de inmigrantes europeos, a partir de la
segunda mitad del siglo, el mayor crecimiento de ha dado en las zonas
más pobres, donde habitan indígenas, mestizos y negros.
La alta natalidad se ha asociado con un descenso de la mortalidad provocando una explosión demográfica.
El crecimiento de población ha sido mayor en
las ciudades debido a la migración desde el campo. La búsqueda de empleo
y la necesidad de mejorar las condiciones de vida, así como la imagen
que de la ciudad se ha proyectado en el campo (comodidades,
entretenimiento, etc) han sido las causas de el éxodo rural. Durante la
industrialización llevada a cabo en los años 30 y 40, esa mano de obra
tarde o temprano era absorbida; pero el estancamiento producido en los
años 60 y la posterior crisis que desmanteló las fábricas, obliga a los
recién llegados a permanecer igual o peor que en el campo, sobreviviendo
en las orillas de las ciudades en viviendas precarias, desempleados o
subempleados.
El aumento de población no sería tan grave
sino fuera por que acompaña a otros fenómenos sociales como el
analfabetismo, los problemas sanitarios y la pobreza.
En 1980 había 45 millones de analfabetos en
A. Latina, lo que representaba el 20% de la población. El analfabetismo
es muy bajo en algunos países, como los del cono sur (Argentina,
Uruguay, Chile) y Cuba, pero es muy alto en los países andinos,
Centroamérica y algunos países del Caribe, como Haití con 70% de
analfabetos. Incluso países con desarrollo industrial como México y
Brasil tienen porcentajes que superan el 20%.
El habitante analfabeto es también el más
pobre, el peor alimentado y el más marginado. No saber leer ni escribir
lo obliga a tener trabajaos mal pagados (si los consigue). Lo peor es
que su condición puede trasmitirse a sus hijos.
Otro problema es el abandono que los niños y
adolescentes hacen de sus estudios. La mitad de los escolares de A.
Latina no pasan de cuarto año escolar (30 millones en 1980). Sus
conocimientos son mínimos y la mayoría están en situación similar a la
del analfabeto, mano d e obra no calificada y barata.
Aún son comunes en América Latina
enfermedades que se podrían evitar con una simple vacuna. Por ejemplo el
sarampión, que en 1980 provocaba en algunos países latinoamericanos
2500 muertes más que en los países desarrollados. Enfermedades que
parecían erradicadas, como el cólera, tuvieron rebrotes en la década del
90.
La Organización Panamericana de la salud
estimaba en los años 80 que la mitad de los niños latinoamericanos no se
podían considerar normales en su nutrición. La desnutrición afecta a
gran cantidad de mujeres embarazadas (30% en 1983), por lo tanto hay
niños que nacen mal nutridos. Los que no mueren de hambre en su primera
infancia (se calcula que muere un niño por minuto), tendrán
enfermedades, defectos físicos, deficiencias mentales, ceguera y menos
posibilidades de vida.
En los años 80 un niño latinoamericano tenía
una esperanza de vida promedio de 62 años, frente a 73 si hubiera nacido
en EEUU. Claro que hay diferencias dentro de los países de A. Latina:
si nacía en Uruguay su esperanza de vida subía a 70 años, pero si nacía
en Haití su esperanza de vida se reducía a 40 años.