LA ECONOMÍA MUNDAL DESPUÉS DE 1973
LA CRISIS DE LOS AÑOS SETENTA
A
principios de la década de 1970, las condiciones que habían permitido
el crecimiento económico dieron señales de agotamiento. Las causas de
esta crisis, que se extendió hasta los años 90 fueron explicadas de
diferente manera. Algunos hicieron hincapié en el fin del petróleo
barato, otros en las innovaciones tecnológicas que generaron desempleo,
otros en el crecimiento de los salarios que provocaron inflación, etc. Después
de más de veinte años de crecimiento sostenido se produjo un
estancamiento y los empresarios —para no dejar de ganar tanto—
transfirieron la disminución de sus ganancias a los otros sectores de la
sociedad: los trabajadores, el Estado, etc.
La crisis del sistema monetario.-
El primer problema se evidenció en 1971 cuando EEUU devaluó el dólar abandonando su convertibilidad en oro.
Los
grandes gastos de los gobiernos de EEUU, y especialmente los gastos
ocasionados por la carrera armamanetista de la Guerra Fría (y sobretodo
los gastos por la intervención en Vietnam), crearon un déficit (más
gastos que ingresos) en ese país.
Para
cubrir el déficit, EEUU creó más dólares, muchos más de los que podía
respaldar con oro. Como EEUU pagaba lo que importaba con dólares, esta
moneda inundó el mundo. En 1971 había más de 62 mil millones de dólares
fuera de EEUU, mientras que sus reservas en oro llegaban a 10 millones.
Los países de Europa Occidental trataban de convertir los dólares que
circulaban en sus países en oro, enviando los billetes de la moneda
norteamericana a EEUU. Así lo hacían desde 1945, pero, en 1971, el
presidente de EEUU, Richard Nixon, suspendió la conversión de dólares en
oro y devaluó el valor del dólar.
Los
países europeos se negaron a acompañar la devaluación del dólar
devaluando sus monedas y adoptaron un sistema de cambio de moneda
flotante. El sistema creado en Breton Wood se venía abajo.
La crisis del petróleo.-
Otro
problema se sumó en 1973 con el aumento del precio del petróleo que
terminó con la energía barata. Los países capitalistas avanzados habían
basado su crecimiento industrial en el uso del petróleo, una energía
barata. Salvo EEUU, que poseía sus propias reservas (aunque también
importaba), el resto de las potencias occidentales dependían del
abastecimiento de petróleo desde otros países.
Los
países árabes y Venezuela suministraban el 40% del petróleo mundial.
Estos países habían decidido en 1960, crear una organización para
defender sus intereses económicos: la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP).
Los
países árabes, que eran el grupo mayoritario dentro de la OPEP,
respondieron al apoyo brindado por EEUU y Europa Occidental a Israel
(que estaba en guerra con los países árabes) con un incremento del
precio del petróleo; además se decidió limitar la cantidad de petróleo
extraído. Entre 1973 y 1974 el precio del petróleo se multiplicó por
cuatro. En 1979, al producirse la revolución islámica en Irán (que
provocó la caída del emperador de Irán amigo de los gobiernos
occidentales), el precio volvió a dar un salto. El precio del barril de
petróleo que en 1973 estaba a casi 3 dólares, pasó a costar 30 dólares
en 1980.
Como el
petróleo era la principal fuente de energía, su aumento produjo serias
consecuencias en las economías de los países industrializados que
dependían de la importación de petróleo para su funcionamiento.
Importantes restricciones en el consumo de energía, además del lógico
encarecimiento de la misma, afectaron tanto a la industria como la vida
diaria de la gente que no podía utilizar su automóvil o tenía horarios
limitados para ver televisión o para hacer uso de otros
electrodomésticos.
EEUU
fue uno de los más afectados. Las ciudades norteamericanas, muy
extendidas, con enormes núcleos urbanos de casas residenciales
dispersas, dependían del automóvil como principal medio de transporte,
de modo que se utilizaban combustible de forma masiva. Entre 1945 y finales de los años '70, Occidente y Japón consumían más petróleo que nunca. Sólo en Estados Unidos, el consumo se había duplicado entre 1945 y 1974.
Con un 6% de la población mundial, EEUU consumía el 33% de la energía
de todo el mundo. El consumo diario disminuyó en un 6,1% entre
septiembre y febrero, y un 7% durante el verano de 1974,
cuando Estados Unidos sufrió el primer período de escasez de
combustible desde la Segunda Guerra Mundial. Las escuelas y oficinas en
EEUU tuvieron que cerrar a menudo para ahorrar el combustible de la
calefacción, y las fábricas tuvieron que reducir la producción y
despedir trabajadores. En Francia,
la crisis del petróleo puso fin al período conocido como “Los Treinta
Gloriosos”, los últimos 30 años de alto crecimiento económico, y
comenzaron los años de desempleo permanente.
Pero antes de
la suba del precio del petróleo la rentabilidad de las empresas ya había
disminuido, por lo tanto no fue la crisis del petróleo el único o el
principal motivo de la crisis económica. Si aceleró un proceso ya
iniciado de estancamiento e inflación.
Los
países capitalistas se vieron afectados al disminuir la tasa de
ganancia de las empresas. Los precios aumentaron (inflación) y también
el desempleo. La crisis terminó con el pleno empleo que se venía dando
desde la Segunda Guerra Mundial. La combinación del bajo crecimiento
económico y el desempleo, puso en dificultades al estado de bienestar:
mientras disminuían los ingresos del estado por que había menos empresas
pagando impuestos, aumentaban las demandas sociales, por ejemplo los
seguros de desempleo. Mientras había altas ganancias, a las empresas no
les importaba distribuir parte de esa ganancias, pero ahora que las
ganancias eran menores no pensaban igual.
Los
gobiernos y los empresarios tomaron medidas para recuperar la ganancia
de las empresas y reducir los gastos del estado. Los costos de la crisis
fueron pagados por los trabajadores
DESEMPLEO Y EXCLUSIÓN
Las
consecuencias de la crisis del petróleo combinadas con las políticas
neoliberales y los cambios en la forma de trabajo en las fábricas
(robotización, teletrabajo, etc), han provocado la precarización de las
relaciones laborales.
El contrato de trabajo estable por
un tiempo indeterminado, que permitía al trabajador “hacer carrera”
dentro de una empresa, ir ascendiendo con la antigüedad y mejorar su
salario, ha ido desapareciendo. Así como se ha extendido el desempleo,
el empleo se ha hecho precario: contratos a termino (sólo por un tiempo
determinado o al terminar una tarea), trabajo de jornada parcial
(part-time), sub-contratación, etc. El desempleo y la precarización del
empleo provocaron la caída de los salarios y el empobrecimiento de las
clases medias y bajas de las zonas industriales. La desocupación y la
precarización afectan a todos los trabajadores, pero sobretodo a mujeres
y jóvenes.
El
crecimiento del Producto Bruto Interno se frenó. En los países
desarrollados, que venían creciendo a una tasa del 4% anual, el
crecimiento fue menor al 1% e incluso con tasas negativas. Estos países
fueron sustituyendo el sector industrial por el de servicios, perdiendo
peso las industrias clásicas, que se fueron trasladando hacia países
subdesarrollados, fenómeno conocido como “deslocalización industrial”.
Esto también afectó el empleo de los países industrializados: se
perdieron los empleos vinculados a las fábricas y surgieron otros
vinculados a los servicios y especialmente vinculados a la revolución científico-técnica (programadores, operadores de informática, diseñadores, etc).
En
los países de Europa Occidental la crisis provocó la pérdida del
gobierno por parte de los partidos socialdemócratas (centro izquierda) y
el triunfo de los partidos conservadores. El descontento social y
político se canalizó a través de nuevas formas de expresión, como los
movimientos ecologistas y feministas. El desempleo y el descontento
estimularon el resurgimiento de partidos nacionalistas de extrema
derecha y neo-nazis.
EL NEOLIBERALISMO
A
partir de la segunda mitad de los años 70 resurgieron las ideas
liberales y se pusieron en práctica a través de los gobiernos de los
países industrializados en los años 80. Estas ideas fueron conocidas
como “neo-liberalismo” haciendo alusión a que intentaban retomar las ideas económicas liberales impulsadas por Adam Smith en el siglo XVIII.
El
neoliberalismo fue difundido por un grupo de economistas encabezados
por Friedrich Hayek y Milton Friedman. El presidente de EEUU Ronald
Reagan y la Primera Ministra de Inglaterra Margaret Tatcher fueron dos
de los gobernantes que aplicaron el neoliberalismo a través de la
llamada “revolución conservadora”. Los neoliberales sostenían que:
- el estado debía intervenir lo menos posible en la economía;
- se debían privatizar las empresas estatales;
- se debía regular los precios y los salarios por el mercado (oferta y demanda) y no por el estado;
-
el estado debía gastar menos en educación, salud y beneficios sociales,
para de esa manera cobrar menos impuestos a las empresas y estas, al ver
que podían ganar más, invirtieran más y generaran más empleo.
-
el estado debía permitir a los empresarios el libre accionar, pero debía
limitar la acción de los sindicatos porque estos con sus reclamos
perjudicaban la acumulación del capital.
Muchos
gobiernos conservadores tanto en países desarrollados como
subdesarrollados aplicaron las ideas neoliberales. La desaparición de la
URSS y del bloque socialista en los años 90, eliminó la posibilidad de
una alternativa distinta para los trabajadores, por lo tanto fue más
fácil a los gobiernos capitalistas aplicar medidas que parecían tan
impopulares. Además los organismos internacionales como el FMI y el
Banco Mundial tomaron las ideas neoliberales como las más acertadas y
obligaron a los países a los que daban préstamos a ponerlas en práctica.
LAS PRIVATIZACIONES EN EUROPA
En
Inglaterra a partir de 1979 y en la década del 80 en el resto de
Europa, EEUU y Japón, comenzaron procesos en los cuáles el estado
abandonó algunas de sus actividades intervensionistas (desregulación) y
se desprendió de algunas de sus empresas (privatizaciones).
Privatizar
significa dar carácter privado a lo que era estatal. A partir de la
aplicación del keynesianismo (estado de bienestar) en los países
desarrollados el estado se había hecho cargo de servicios y empresas
especialmente en el sector de la energía, los transportes y las
telecomunicaciones. En el caso de Europa Occidental, la producción
eléctrica, la energía atómica, el gas, el carbón, el petróleo, el
ferrocarril, las compañías de aviación eran, en muchos países monopolio
estatal.
La
intervención del estado en la economía había estado ligada al
crecimiento del capitalismo, especialmente luego de las crisis
económicas para reconstruir la economía. Con la crisis económica de 1929
el capitalismo había demostrado la inestabilidad que se producía al
depender el funcionamiento económico de la oferta y la demanda. La
aplicación de las ideas de John Keynes fueron un intento de evitar esa
inestabilidad. Así el estado pasó a tener una función importante en la
economía y esto había sido una de las causas de los años dorados del
capitalismo después de la Segunda Guerra Mundial.
Pero
lo que había servido en el marco de economías nacionales dejó de ser
eficaz en las economías globalizadas. A comienzos de los años 70 se
notaba que el impulso de la demanda interna ya no era suficiente para
obtener el crecimiento económico. Había que buscar nuevas actividades
que dieran ganancia a las empresas. Los países desarrollados vieron como
sus economías se estancaban y los precios subían. El estancamiento
económico, combinado con inflación (se le llamó estanflación) era algo
novedoso, ya que la inflación siempre se había observado en los momentos
de crecimiento (el aumento de la demanda estimulaba el aumento de los
precios). En el pasado las crisis que provocaban depresión en la
economía (como la de 1929), iban acompañadas de una caída en los precios
(deflación, o sea lo contrario a la inflación) porque el estancamiento
producía desempleo y disminuía el poder de compra con lo cual caían los
precios por disminución de la demanda. Pero esta crisis de los años 70
la recesión económica (estancamiento o depresión) iba acompañada de
aumento de precios. En EEUU la inflación pasó del 2,5% anual de los años
sesenta, al 8% en los setenta.
Los
empresarios privados no tenían interés de invertir en esas condiciones,
canalizando su dinero hacia los bancos. El estado se hizo cargo de
algunas de las empresas en crisis para evitar el desempleo, pero esto
obligó al estado a aumentar sus gastos. La consecuencia fue que provocó
déficit fiscal: más egresos que ingresos en los dineros públicos.
Para
salir del problema los gobiernos podrían haber aumentado su
endeudamiento o haber aumentado los impuestos a las empresas. Pero no se
hizo así. Lo que se hizo fue pasar a manos privadas empresas estatales
en condiciones tales que aseguraran ganancias a los compradores. Una de
las formas en que los compradores de las empresas públicas ganarían era
reduciendo sus gastos en seguridad social, reducción de impuestos,
obstaculizar las demandas de los trabajadores por salarios, etc.
Esta
era la solución que daban los neoliberales, quienes insistían en que la
causa del estancamiento era el “tamaño del estado”. El neoliberalismo
sostenía que el estado ponía demasiadas barreras a la acumulación de
riquezas por parte de los empresarios y estos no tenían estímulos para
sus inversiones. Según los neoliberales las empresas estatales eran
ineficaces porque no tenían como objetivo la rentabilidad (ganancia)
sino otros de tipo social (que un servicio fuera accesible para todos,
generar empleos, etc) y eso hacía que el estado cubriera su déficit con
impuestos al capital perjudicando a los empresarios. También criticaban
los altos costos del estado en política social (salud, vivienda,
educación entre otros) y la legislación laboral que amparaba a los
trabajadores. Sostenían que las normas laborales al proteger a los
empleados provocaban que los empleadores no contrataran más personal.
Por
lo tanto los neoliberales proponían: privatizar empresas estatales
(supuestamente para reducir los gastos estatales y mejorar la
eficiencia), flexibizar la legislación laboral (para aumentar el empleo,
aunque exponiendo a los trabajadores a despidos, menos beneficios
sociales, etc) y disminuir los salarios (para reducir la demanda y de
esa manera bajar la inflación). Para aumentar la ganancia de las
empresas había que disciplinar a los trabajadores
Estas
posiciones teóricas fueron acompañadas con un “culto al empresario”. A
través de los medios de comunicación se proyecta la imagen del
empresario como nuevo ídolo social. Se convierten en las publicaciones
más vendidas (publicidad mediante) libros con la biografía de
empresarios o con las razones de su éxito, fórmulas para ganar dinero,
etc. Se incentiva a los jóvenes a ser “yuppies”, jóvenes dinámicos,
ganadores, que les gusta ganar dinero y consumir, la cara opuesta de los
hippies de los años sesenta.
EL TOYOTISMO
Con
el nombre de toyotismo se conoce al sistema de producción desarrollado
en Japón que fue adaptado por muchas fábricas de los países occidentales
luego de la crisis de los años 70. El toyotismo (nombre que viene de la
fábrica de autos japonesa Toyota) ha ido desplazando al sistema
fordista.
Ante
el estancamiento que sufría la producción de los países desarrollados
en los 70, algunos empresarios observaron el sistema de trabajo de
Japón, país que había tenido un crecimiento económico espectacular luego
de la Segunda Guerra Mundial, y lo tomaron como modelo.
La eficacia del
método japonés estaba dado por los llamados “cinco ceros”: cero error,
cero avería (rotura de una máquina), cero demora, cero papel
(disminución de la burocracia de supervisión y planeamiento) y cero
existencias (significa sólo producir lo que ya está vendido, no
almacenar ni producir en serie como en el fordismo).
El toyotismo se caracteriza por:
a)
Flexibilidad laboral y alta rotación en los puestos de trabajo: el
empleado debe estar dispuesto a realizar diferentes tareas, a diferencia
del fordismo donde se busca la especialización en una sola. Se intenta
producir con pocos empleados que son multifuncionales o polivalentes,
pueden manejar varias máquinas y realizar tareas distintas de ejecución,
reparación, control de calidad o programación.
b)
Se incentiva el trabajo en equipo, no sólo a nivel horizontal (entre
los obreros de la fábrica) sino vertical (obreros, ingenieros,
administrativos, diseñadores). Un ingeniero puede intervenir en la
ejecución de una tarea y un obrero puede sugerir una modificación a un ingeniero.
c)
Aplicación de la producción “just time”: sólo se produce a partir de la
demanda existente, por lo tanto se produce en cantidades iguales a los
pedidos, sin que se generen excedentes. Esto evita el uso de grandes
depósitos y gastar menos en almacenaje.
d)
Fabricación de productos diferenciados y en poca cantidad, a diferencia
del fordismo que produce un solo producto y en gran cantidad.
e)
Se estimula en los empleados el sentido de pertenencia a la empresa. Se
muestra a la empresa como una gran familia y se realizan actividades
colectivas fuera del horario de trabajo intensificando la relación de
amistad entre los empleados (almuerzos, fiestas, actividades deportivas,
etc). De esta forma se intenta que el empleado pase buena parte de su
vida en el trabajo y que no lo sienta como una carga y, además, que sea
leal y fiel a sus patrones.
LAS MULTINACIONALES Y LA GLOBALIZACIÓN
Las
empresas multinacionales son aquellas que realizan actividades en
varios países y no sólo en su país de origen. Están en “más de una
nación” y por eso el nombre. El término multinacional describe
el lugar de actuación de estas empresas, no el origen de la compañía.
Una empresa multinacional no es una empresa cuyo origen esté en muchas
naciones, sino que opera y actúa en un gran número de ellas. Por
ejemplo, “The Coca-Cola Company” es una empresa de Estados Unidos (es
una empresa nacional estadounidense) que está presente en todo el mundo
(es una empresa multinacional a nivel global). Por lo tanto “The
Coca-Cola Company” es una empresa estadounidense, pero con actuación
multinacional. Algunos autores prefieren usar la palabra trasnacionales
para referirse a estas empresas.
Las
empresas transnacionales son polifacéticas: pueden actuar simultánea o
sucesivamente en la producción, en el comercio y en los servicios o en
la especulación financiera. También, por distintas razones, suelen
cambiar de localización territorial (lugar donde se establecen) y de
nombre. Abarcan diferentes países, variando con rapidez sus lugares de
implantación o de inversión de capitales, en función de su objetivo que
es obtener el máximo beneficio. Al instalarse en otro país lo que buscan
es mano de obra más barata, ventajas fiscales, subvenciones estatales,
proximidad de las fuentes de materias primas, proximidad del mercado
consumidor, reglamentaciones flexibles y más favorables, altas tasas de
interés para sus capitales especulativos, etc.
Pueden
tener su domicilio en uno o varios países: en el de la sede real de la
entidad madre, en el de la implantación principal de las actividades o
en el país donde ha sido registrada la sociedad. Suele suceder que la
actividad realmente productiva está delegada en subcontratistas y que la
empresa transnacional se reserva el know-how, la marca y el marketing.
Las
multinacionales operan para todo el mundo, y sus clientes son los
mercados, países, empresas, organizaciones, de todo el planeta. Ven al
mundo entero como su mercado potencial, y sobre él actúan y se mueven.
Trasladan industrias de un país a otro, venden el mismo producto en
varios países, fabrican las partes componentes de un productos en
distintos países, etc.
Por
ese motivo las multinacionales son los principales impulsores de la
globalización. Cuando una empresa se instala en otro país, lo que ella
decida o lo que a ella le pase afectará no sólo al país de origen sino
al país donde se instaló. Por ejemplo si la empresa alemana Adidas se
instala en India, provocará cambios en el mercado de trabajo y en la
economía de India.
Los
cambios no sólo serán económicos, también serán políticos y culturales.
Las multinacionales intentan obtener ventajas económicas en los países
en los que se instalan, presionando sobre los gobiernos, buscando leyes
que le sean favorables (por ejemplo pagar menos impuestos, poner más
restricciones a las actividades sindicales, etc). Y también modifican la
cultura. Por ejemplo, cuando una empresa como Adidas (multinacional
alemana) llega hasta india, los jóvenes indios comienzan a vestir como
los alemanes. Así, la forma de vestir, la música que se escucha, los
refrescos que se beben y las películas que se ven son las mismas en todo
el mundo, porque han llegado a todos los países por que las empresas
multinacionales han extendido sus productos por todo el planeta. Este
fenómeno es lo que se puede llamar ‘globalización cultural’.
Por lo tanto podemos observar tres tipos de globalización:
a) La globalización económica, que se caracteriza por:
1- la integración de las economías nacionales en una economía mundial,
2- se permite el movimiento de capitales de un país a otro,
3- los modos de producción se difunden e imitan,
4- la sociedad de todo el planeta se convierte en una sociedad de consumo.
b) La globalización política, que se caracteriza por:
1- la integración de las políticas nacionales en una sola política de carácter mundial,
2- la creación de organismos internacionales que toman decisiones e imponen normas que afectan a todos los países del mundo
3- no sólo normas económicas se difunden, también las hay medioambientales, laborales, militares, etc.
c) La globalización cultural,
que se ve en la ropa, la música, las formas de actuar, de expresarse y
hasta de pensar, que adquieren una dimensión planetaria. Se pueden ver
camisetas de fútbol de equipos europeos en cualquier país del mundo, así
como zapatillas de Nike, hamburguesas de Mac Donald o películas de
Hollywood.
Las
multinacionales se han convertido en el vehículo por el cual la
globalización se está desarrollando y, a su vez, ésta facilita el rápido
desarrollo de las empresas multinacionales (es decir, que las empresas
se transnacionalicen o que las que ya han iniciado ese proceso crezcan
aun más, fusionándose con otras o ampliando sus mercados). Así pues,
globalización y multinacionales van de la mano y se autoalimentan,
reforzándose mutuamente.
Algunos
autores ven peligroso este proceso porque se traslada el poder desde
los estados a las multinacionales. Con el proceso de globalización son
las empresas y no los gobiernos los que toman la iniciativa y el
protagonismo en la economía mundial.
En
la década de 1960 el economista J. K. Galbraith predijo que en el
futuro las grandes corporaciones se convertirían en la unidad económica
estratégica de mayor significado y poder en el mundo. Estamos en un
momento de la historia en el que encontramos empresas cuyo tamaño las
hace más fuertes económicamente que países enteros. Directa o
indirectamente, muchas veces las multinacionales de sectores
estratégicos controlan la política en todos los niveles geográficos:
local, nacional, regional y mundial. Los casos más conocidos son los de
las multinacionales petroleras, del gas, financieras, informáticas, etc.
Grandes empresas que controlan sectores muy importantes para el
desarrollo de la vida de las personas y de los países.
Se
ha utilizado la palabra “megafusiones” para referirse a los procesos de
fusión y las alianzas entre las grandes empresas multinacionales lo que
les permiten alcanzar un enorme tamaño y aumentar su poder e influencia
en la economía mundial. Además de ser más poderosas e influyentes que
muchos paises, el poder de las grandes empresas mundiales está
concentrado en manos de unas pocas. Un estudio realizado en 2011
demostró que apenas 140 empresas controlan el 40% del valor de todas las
multinacionales del mundo. La mayor parte de estas multinacionales
poderosas son entidades financieras y bancarias. Las empresas
multinacionales controlen dos terceras partes del comercio mundial de
bienes y servicios. Es decir, que el comercio exterior lo realizan
mayoritariamente empresas, no países. Y, además, la mayoría de las
multinacionales son empresas de los países más ricos: los países
desarrollados controlan el 81% de las empresas y el 83% de las ventas de
las 500 multinacionales más grandes del mundo.
LA DESLOCALIZACIÓN
La
deslocalización consiste en trasladar la producción industrial de una
región a otra o de un país a otro buscando menores costos empresariales.
Las empresas siempre buscan obtener el máximo beneficio o ganancia. El
máximo beneficio se puede lograr de dos formas: aumentando los ingresos o
reduciendo los gastos. Las empresas multinacionales suelen optar por
las dos opciones. Las empresas, para obtener más beneficios, aumentan
los ingresos accediendo a un mayor número de mercados
(transnacionalizándose) y reducen gastos localizándose allí donde se den
las condiciones para hacerlo (deslocalizándose). Por lo tanto, una
forma de reducir los gastos es instalándose en países donde les resulte
más barato producir.
Los
lugares preferidos para instalarse son los países de la “periferia”,
nombre que se da a los países no desarrollados, ya sean
subdesarrollados, en vías de desarrollo o emergentes. Estos países
tienen mayor población y por ,lo tanto disponen de abundante mano de
obra barata. También suelen ofrecer otras ventajas a las empresas que
quieren invertir, por ejemplo exoneraciones fiscales (menos impuestos),
facilidades para retirar sus ganancias, normas laborales más flexibles,
etc. Para lograr que las multinacionales se instalen los países más
pobres compiten en las ventajas que ofrecen. Las multinacionales
europeas, norteamericanas o japonesas lo están deseando. Reducen costos
pagando menos a más obreros, que trabajarán más horas, producirán más y
habrá que pagarles menos que en Europa o en otro lugar del Primer Mundo.
Las
empresas del sector automovilístico, del sector textil o de industrias
pesadas son las que más se deslocalizan. En sus cadenas de producción
hay tareas o funciones que requieren de menos calificación de los
operarios, y se busca una mano de obra más barata. El ejemplo del
automóvil es claro: mientras que el diseño del coche se realiza en un
país desarrollado, el proceso de producción de los distintos componentes
o piezas tiene lugar en fábricas asiáticas, latinoamericanas o
africanas.
Las
actividades de menor jerarquía o de nivel inferior son las más
fácilmente deslocalizables. Son actividades correspondientes a las
etapas productivas menos remuneradoras, por ejemplo el ensamblaje.
Mientras que la investigación, el desarrollo, el marketing o el diseño
se mantienen en el país de origen, que suele ser un país occidental,
donde está la sede central desde la cual se dirige la empresa. Pero
también las funciones de administración se deslocalizan. Para
administrar la producción que se realiza en otro país, lo mejor es
llevar esa gestión a dicho país. Por eso en ciudades como Bombay (India)
o Yakarta (Indonesia) están proliferando las oficinas en las que se
realizan las llamadas “back offices”, tareas administrativas como la gestión, la contabilidad, etc.
Las
multinacionales occidentales (o las nuevas multinacionales de los
países emergentes como Corea del Sur, China y Singapur), delegan en
empresas de países menos desarrollados (subcontratan) aquéllas
actividades por las que pueden pagar un menor sueldo. Por eso un
trabajador de una fábrica textil de Bangladesh
cobra menos que un jefe de oficinas de Bombay (India), y por eso éste, a
su vez, cobra menos que un ejecutivo de Alemania o EEUU. Son las tres
etapas que se diferencian actualmente en los sucesivos procesos de
deslocalización. Desde las potencias tradicionales hacia las potencias
emergentes, y desde éstas hacia los países menos desarrollados.
Se puede decir que los ricos traspasan las actividades más sencillas y peor pagas a los lugares más pobres.
En
países asiáticos y latinoamericanos se ha modificado la legislación
para promover la llegada de empresas extranjeras que deslocalicen las
funciones de producción. En México, por ejemplo, existe la “legislación
de la maquiladora”. Una maquiladora es una empresa que importa
materiales sin pagar aranceles y cuya producción se comercializa en el
país de origen de la materia prima. Es decir, los materiales llegan
desde países desarrollados hasta otros de la periferia para que empresas
de allí realicen las tareas de producción. Luego, el producto terminado
vuelve al país desarrollado para ser comercializado. Estas empresas
maquiladoras se ubican en el norte de México en la cercanía de la
frontera con EEUU y los trabajadores viven en zonas especiales con
pésimas condiciones de trabajo y bajo salario. Se calcula que los
empleados en este tipo de empresas cobra una octava parte de lo que
cobraría por el mismo trabajo un obrero estadounidense.
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