LOS RECLAMOS DE LOS ESTANCIEROS
Como
hemos señalado el afianzamiento de la explotación del ovino modificó
sustancialmente los modos de producción ganadera. Marcó el comienzo de
la diversidad de la producción y de las exportaciones, contribuyó a
valorizar los campos, determinó cierta tecnificación y alentó la
sedentarización de la mano de obra rural. Se podría decir que
definitivamente el capitalismo ingresaba en la campaña uruguaya.
Estos
cambios económicos y sociales también modificaron el pensamiento de los
estancieros. Los cambios se hacían en base a la inversión de dinero y
el estanciero no quería perder su inversión. Las revoluciones y las
guerras civiles significaban pérdidas enormes. “Esa calamidad, ese martirio que se llama guerra civil, vino a destruir tan gratas esperanzas”
sentenciaba Juan Ramón Gómez, primer presidente de la Asociación Rural
del Uruguay. Se refería a la revolución de las Lanzas acaudillada por
Timoteo Aparicio que se extendió entre 1870 y 1872.
Las
consecuencias de las guerras en la campaña afectaban de varias formas a
los estancieros empresarios. El enganche de peones (voluntario a veces,
forzoso en muchas ocasiones, privaba a los hacendados de mano de obra.
Los ejércitos en lucha, tanto los rebeldes como los oficiales, mataban
animales indiscriminadamente para alimentarse o vender los cueros.
Algunos aprovechaban la situación de caos para robar ganado y llevarlo
hacia Brasil. Y entre los animales muertos o robados a veces estaban los
costosos ejemplares importados para mestizar. Las estancias se quedaban
casi sin caballos ya que estos eran tomados por los ejércitos, porque
se los consideraba elemento de guerra antes que de trabajo.Y sin
caballos era imposible cuidar los ganados.
Además,
al finalizar las guerras, los peones ques e habían acostumbrado a la
vida a campo abierto, no retornaban fácilmente a la vida sedentaria a
obedecer a sus patrones. Muchos se transformaban en bandidos que se
mantenían robando ganado: “los matreros”. Incluso algunos pequeños
estancieros que se arruinaban con las guerras se unían a estas bandas.
Esta
situación impulsó a los estancieros (al menos a los vinculados a la
estancia moderna) a agruparse, formando un poderoso “grupo de presión”
sobre las autoridades para que pusieran orden en el campo.
La Asociación Rural del Uruguay.-
El 3 de octubre de 1871 fue fundada la Asociación Rural del Uruguay
(ARU) por iniciativa de los estancieros más emprendedores de la clase
alta rural. Elaboraron un programa de reivindicaciones que respondía a
sus intereses y necesidades y trataron de transformarlo en el programa
de todo el país. Según ellos la ganadería constituía la única fuente de
riqueza del país y todo lo que la beneficiara servía a los intereses
nacionales. Era un punto de vista muy egoísta pero no se puede negar que
partía de una realidad: el 90% de las exportaciones del Uruguay
correspondían a derivados d ela ganadería.
En
el proceso de creación de la ARU tuvieron un importante papel los
estancieros extranjeros, particularmente los ingleses, aunque no
faltaban hacendados nacionales como Domingo Ordoñana o Juan Ramón Gómez.
Muchos de los integrantes del gremio de estancieros estaban vinculados a
la actividad comercial en Montevideo. Tenían una formación urbana e
intelectual que los diferenciaba del resto de los hacendados y eso los
convirtió en los “encargados” de transmitir al resto el “espíritu de
empresa”.
A
partir de 1872 la ARU comenzó a editar una revista quincenal dirigida
por José María Castellanos. En el primer número ya anunciaba cuales
serían los puntos principales de su prédica: la situación de la campaña “descuidada y abandonada a sus propias fuerzas”, la necesidad de hacer respetar la propiedad privada, extender la educación a la campaña y que “los dineros municipales sean manejados y empleados como corresponde”.
La
revista no sólo se distribuía a los socios de la ARU sino que se
enviaba a las escuelas rurales, juzgados, comisarías, Jefes Políticos,
Ministerios y oficinas públicas. En un medio carente de publicaciones
especializadas contribuyó a la difusión de temas científicos, además de
difundir los reclamos y propuestas de la ARU.
Dentro
de los propósitos de la ARU estaba el de disciplinar a la población de
la campaña, en particular a “los hombres sueltos”. Pero si bien los
estancieros promovieron el disciplinamiento de la sociedad, no eran los
únicos interesados. Los estancieros desde la revista de su gremio, los
maestros de los libros de lectura y las aulas, los médicos desde los
consultorios, los curas desde los confesionarios y púlpitos, los padres
de familia desde las cabeceras de almuerzos y cenas, los políticos desde
las editoriales de los diarios o desde el parlamento, los oficiales del
ejército desde sus regimientos y los jefes de policía desde sus
edictos. Todos ellos fueron los encargados de imponer las nuevas formas
de actuar, basadas en el orden y en el respeto a la autoridad.
¿Cuáles
eran los nuevos valores? Trabajo, ahorro, disciplina, orden y la salud e
higiene del cuerpo fueron deificados a la vez que fueron diabolizados
el ocio, el juego, la suciedad y la sexualidad. Los artículos de la
Revista eran muy explícitos: “Trabajar es producir, crear valores
para el cambio, y el movimiento de las industrias y el comercio con que
se engrandecen los pueblos y afianzan su bienestar. No concebimos la
felicidad en el ocio, ni otorgamos cualidades dignas a la pereza aunque
se disfrace con la máscara de las circunstancias o de las crisis con que
se pretende atenuar el abandono de sí mismo, y el olvido de los deberes
del hombre para con la sociedad, que no es ni más ni menos que una
colmena donde se desprecian los zánganos”. La educación, entendida como “educación para el trabajo”, era considerada como una de las soluciones para los problemas del país: “Hay
que uniformar la educación haciéndola obedecer a textos iguales, con
libros iguales, con igual moral, con sentimientos cristianos”. También era importante la enseñanza religiosa o moral para arraigar a las familias y sedentarizarlas: “Se
necesitan tres cosas indispensables para detener esa gente: el médico
que la cure de sus males, el maestro de escuela que curta su natural
rudeza. El sacerdote que le enseñe la moral cristiana”.
La
reforma escolar emprendida por José Pedro Varela durante los gobiernos
autoritarios fue una forma de extender las nuevas normas de convivencia.
La escuela pública y obligatoria aseguraría el triunfo de la
civilización sobre la barbarie, de la urbanidad sobre la campaña, de la
disciplina sobre el desorden. Los textos de clase recogían la idea del
trabajo como un bien social. En el libro de primero de la escuela
“¿Quieres leer?” en su edición de 1900 se decía: “Yo quisiera ser rico
para ayudar a los pobres”. En el libro de cuarto de escuela de los años
20 se expresaba: “ Trabajaré. Mientras soy pequeño ayudando a mis
padres, asistiendo a la escuela y estudiando mis lecciones. Más tarde
según mi inclinación, seré mecánico, obrero o ingeniero”.
La
ARU trató de influir en las decisiones del gobierno a través de su
prédica, de su poder económico y de las vinculaciones sociales de sus
dirigentes. Muchos de estos eran activos participantes de la vida
política actuando en los partidos políticos y ocupando cargos públicos.
Fueron ministros o legisladores varios de los fundadores de la ARU como
Juan Ramón Gómez, Daniel Zorrilla, Justo Corta, Marcos Vaeza, etc.
No
interesaba a este grupo de presión quien gobernaba o si el gobierno era
legítimo o no, sino la efectividad con que se encaraban y resolvían los
problemas. Apoyaban a quien asegurara el orden y la paz en la campaña,
hiciera obras públicas que permitiesen el incremento de la producción
agropecuaria, impusiera una educación dirigida a mantener la estabilidad
y creara hábitos de trabajo. Por eso el apoyo que dieron a los
gobiernos autoritarios como el del Coronel Lorenzo Latorre.
El Código Rural.-
Por iniciativa de la ARU la Asamblea General sustituyó la anacrónica
legislación colonial, aún en vigencia, por un Código Rural que,
obviamente, respondía a los intereses de la clase alta rural. Este
Código fue aprobado en julio de 1875, cuando el gobierno estaba en manos
de Pedro Varela y detrás suyo el hombre fuerte era ya Latorre.
Entre las disposiciones más importantes del Código Rural aprobado en 1875 tenemos las siguientes normas:
1) Los propietarios no tenían limitación en la cantidad de tierras o ganado que podían tener en propiedad.
2)
No se obligaba a alambrar pero si se los obligaba a deslindar y
amojonar los campos, inscribiendo las mensuras en un registro creado a
tales efectos. Esta obligación perjudicaba a los pequeños propietarios
que tenían más ganado que el que sus campos podía albergar e invadían
campos de grandes propietarios sobretodo cuando faltaban pasturas. Ahora
no tenían la excusa de no saber con claridad cuales eran los límites.
3)
Para asegurar más la propiedad se prohibió recoger ganado extraviado en
campo ajeno sin permiso del dueño del campo. Se eliminó el uso común de
los montes (de donde se extraía leña o se refugiaba el ganado) pasando a
ser propiedad exclusiva del dueño del campo donde esos montes se
encontraran.
4)
Se tomaban medidas para combatir el robo de ganado. Se estableció la
obligatoriedad de las marcas de ganado y su registro y el uso de guías
de traslado de ganado. El vendedor de ganado entregaba un certificado al
comprador y este lo presentaba a las autoridades quienes entregaban una
guía que debían tener los troperos o acarreadores del ganado cuando
procedían a llevar el ganado de una estancia a otra o hacia el lugar de
faena. Los acarreadores debían inscribirse en un registro que llevaría
la policía de cada departamento, teniendo que probar su buena conducta
para ser admitido en el registro. Quienes no estuvieran registrados no
podían conducir ganado. El robo de ganado (abigeato) se penaba con
fuertes multa.
5) Se imponía una severa vigilancia a las pulperías volantes consideradas centro del tráfico de cueros robados.
6)
Se definían las relaciones entre patrones y peones estableciendo normas
para asegurarse los estancieros la permanencia de los peones en sus
puestos de trabajo, aunque el patrón no tenía obligación de mantenerlos
en él. El peón no podía abandonar su trabajo hasta la fecha fijada en un
contrato (que se registraba ante un Juez), pero el patrón podía
despedirlo argumentando razones morales: desobediencia, holgazanería o
“vicios”.
7)
Los estancieros serían responsables por las faltas o delitos que
hicieran los agregados que vivían en sus estancias. De esta manera los
estancieros “modernos” intentaban modificar uno de los hábitos de la
estancia cimarrona: dar cobijo a los gauchos que andaban “sueltos” por
los campos. Los estancieros lo pensarían muy bien antes de dar refugio a aquellos hombres.
En
1879, ya con Latorre al frente del gobierno, se hicieron algunas
reformas al Código Rural. Se estableció mayor severidad en la represión
del robo de ganado, sustituyendo la pena d emulta por la pena de
prisión, combatiendo los robos cometidos por algunos estancieros. Además
se estableció la medianería forzosa: si un propietario alambraba su
campo los vecinos linderos tenían que pagar la mitad del costo del
alambramiento. La medianería fue muy resistida, hasta por la propia ARU,
ya que los pequeños y medianos propietarios no siempre podían pagar los
gastos del alambramiento de sus vecinos latifundistas.
El
Código Rural era el eficaz marco legal para los cambios económicos que
llevaban adelante los estancieros progresistas nucleados en la ARU.
Pocos años después de entraren vigencia, en la Revista de la ARU, un
artículo expresaba claramente los beneficios que los estancieros
obtenían de él: “El Código Rural, esa obra que es tesoro de bienestar
y seguridad para la campaña, apenas fue puesta en vigencia empezó a
causar los efectos que se esperaban: el contento de la población honrada
de los campos, que no temía someterse al rigor de la ley, porque sabía
que obrando bien estaba exenta de caer en sus penas; y el descontento de
los ladrones de vacas y cuatreros, en pequeña y gran escala, porque
veían que no era posible ya tener pastoreos de ganados orejanos, que no
podían tener grandes cantidades de ganado pastando en campo ajeno, que
los cueros robados no había pulpero que los comprase y que esas bolsas
de oro donde desaparecían los ganados de los vecinos vendidos para ser
faenados en Brasil, dejaban de existir para dar paso a la garantía de la
propiedad” (Revista de la ARU, 30 de abril de 1878).
Pero a partir de 1860 se dio un nuevo impulso a la cría de ovinos, tan significativo que se le denomina “la revolución lanar”. En 1868 la existencia de ovejas llegó a la cifra de 16 millones de cabezas. El rendimiento en cantidad y calidad mejoró notablemente debido al mestizaje. Se introdujeron carneros de Francia y Alemania obteniendo en 1868 un promedio de un kilo de lana por animal (antes era de medio kilo). La calidad de las lanas era tan buena que en Europa se hablaba de la “lana Montevideo” para identificarla.
¿Cuáles fueron las causas de esta revolución lanar?
LOS CAMBIOS EN LA GANADERÍA
LA GANADERIA TRADICIONAL
Desarrollo del ganado vacuno.-
El fin de la Guerra Grande y el período de paz que le siguió
permitieron la recuperación del stock ganadero. Al finalizar la Guerra
Grande, en 1852, había unos 2 millones de vacunos; seis años después, en
1858, la cifra había pasado a 4 millones, o sea que se había duplicado.
En 1862 la cantidad de animales llegaba a los 8 millones, o sea que en
sólo cuatro años se había vuelto a duplicar. Esa cantidad correspondía
al máximo de animales que los campos podían mantener si se seguía con el
tipo de explotación tradicional. Los historiadores Barrán y Nahum
señalan que “el país había llegado a una cifra que no podía traspasar
a no ser que se modificara, para modernizarlo, su régimen de
explotación”.
Como
consecuencia de este aumento de ganado, la tierra se volvió más valiosa
aumentando su precio: en 1852 el valor promedio de una hectárea era de
$0,60, mientras que en 1860 el precio promedio era de $2,09, o sea un
aumento del 248%. La valorización de los campos puso nuevamente en
evidencia el problema de los poseedores sin título o con títulos
imperfectos y de los ocupantes de tierras públicas. Al poblarse los
campos de ganado los especuladores reclamaron tierras que eran públicas
para que les fueran entregadas. Los reclamos de tierras fueron tantos
que en abril de 1858 se aprobó una ley ordenando que no se admitirían
más reclamos de tierras públicas.
¿Cuáles fueron las causas de tan rápida recuperación ganadera?
En
primer lugar la paz interna. Entre 1852 y 1863, período en que trató de
imponerse “la fusión”, la paz fue relativamente duradera, siendo sólo
alterada gravemente en 1858.
En
segundo lugar, la evolución de la economía mundial. A partir de 1850 se
produce en Europa un período de auge que se mantuvo hasta fines de la
década de 1860. También en este periodo se produce la guerra de Crimea,
en la que Inglaterra, Francia y Turquía lucharon contra Rusia. Esta
guerra tuvo consecuencias favorables para las exportaciones uruguayas
porque aumentó la demanda de cuero (botas y correas para los soldados) y
dejó fuera del mercado a los cueros rusos. El precio del cuero aumentó
un 80%.
En
tercer lugar la recuperación ganadera se vio favorecida por el descanso
de los campos durante los años de guerra en los que disminuyó la
cantidad de ganado. Las pasturas naturales se fortalecieron y fue un
excelente alimento.
Crisis de superproducción vacuna.-
Comenzando la década de 1860 se advertía que el desarrollo ganadero
tenía un freno. Uruguay producía y exportaba dos productos ganaderos:
cuero y tasajo. El cuero tenía amplios mercados donde venderlo era
fácil: Inglaterra, Francia y Estados Unidos. El tasajo en cambio quedaba
reducido a dos únicos y pobres compradores: Brasil y Cuba. El tasajo
era usado para alimentar a los esclavos que trabajaban en las
plantaciones de azúcar, café, etc. Esto limitaba las posibilidades de
aumentar las ventas ya que las posibilidades de compra eran escasas. En
Cuba los dueños de las plantaciones se ponían de acuerdo para frenar los
precios y en Brasil existía una legislación proteccionista que ponía
altos impuestos a las importaciones de tasajo para favorecer a los
saladeros del sur brasileño. Además cuando los países europeos tenían
dificultades económicas disminuían las importaciones de productos de
lujo como el café y la azúcar, por lo que los exportadores de estos
productos, como Cuba y Brasil, retraían sus compras de tasajo.
En 1860 saladeristas y estancieros formaron un frente común y crearon el “Club Nacional” con el objetivo de “velar por el progreso moral y material de la república”.
Enviaron misiones a Europa apuntando a conseguir nuevos compradores
para el tasajo. Pensaban que el tasajo podía ser buen alimento para la
creciente clase obrera en países como Inglaterra y Francia. Pero los
esfuerzos no dieron sus frutos porque la carne salada no tuvo
aceptación.
Las
faenas para los saladeros disminuyeron y a los estancieros les servía
más matar a los animales sólo para obtener el cuero que enviarlos al
saladero. El ganado sólo valía
por el cuero, por lo tanto la carne carecía de valor en el medio rural y
no había incentivos para mejorar su calidad. El Uruguay se mantenía en
la edad del cuero como en la época colonial: ganado criollo, explotación
extensiva, latifundios, escasa mano de obra.
Esta
situación también tenía sus consecuencias políticas. Los estancieros
habían reclamado el fin de la Guerra Grande para lograr la paz que les
permitiera recuperar la ganadería. Pero la paz había desarrollado tanto
el ganado que este estaba perdiendo valor por que abundaba y superaba la
demanda. La guerra, que antes había sido señalada como causante de los
males, ahora ya no era tan temida. Al contrario los males ahora los
causaba la paz. El comienzo de las guerras civiles y el fin de la fusión
no preocuparon a los estancieros, por lo menos a aquellos que se
mantenían con la tradicional explotación extensiva de ganado criollo.
LOS CAMBIOS EN LA GANADERIA
Los primeros intentos de modernización de la estancia.-
La relativa pacificación fue el punto de partida para una serie de
cambios impulsados por los propios hacendados, principalmente de origen
extranjero, que trataron de ponerse a tono con el proceso de producción
capitalista tal como se venía dando en Europa. Estos estancieros con
“espíritu empresarial” comenzaron a llevar la contabilidad de la
estancia como si se tratara de cualquier otra empresa: llevaban libros
en donde registraban los ingresos y egresos, hacían inventarios y
recuentos anuales de ganado.
También
comenzaron a mestizar. La verdadera mestización se va a realizar varias
décadas después, a mediados de la década de 1880, pero en este período
se realizaron las primeras importaciones de vacunos ingleses con el fin
de lograr la reproducción de ganado de mejor calidad. En 1859 los
hermanos Hughes introdujeron dos toros y dos vaquillonas Durham y cinco
años después los hermanos Charles y Robert Young trajeron toros Hereford
para su estancia de Río Negro.
No todos los estancieros impulsaron cambios en sus estancias. Por lo tanto pueden diferencias dos tipos de estancias:
a) La estancia cimarrona,
siguiendo el modelo tradicional de la edad del cuero, con su mano de
obra de peones-gauchos o negros semiesclavos, cuyo dueño era un
caudillos de estilo patriarcal que se rodeaba de “agregados”, gente sin
trabajo preciso, pero que era útil para las tareas zafrales y para usar
como ejército en caso de alzarse en armas. Este tipo de estancia se
extendía en el norte y el este del país y vendía parte de su ganado en
el sur de Brasil.
G. Hudson describió en su libro “La tierra purpúrea” como era este tipo de estancia:
“Cerca
de la casa no había plantación alguna, ni siquiera un árbol de sombra
ni una planta cultivada; solamente había algunos grandes corrales para
el ganado en los que se hallaban de seis a siete mil cabezas...
La
cocina era enorme y parecía un granero; no había sillas, ni mesas, ni
cuchillos y a la hora de comer se volcaba el puchero en una gran fuente
chata, mientras que el asado se lo servía cada uno directamente del
asador, tomando la carne con los dedos y cortando su tajada. Los
asientos eran troncos de árboles y algunas cabezas de caballo.
Habitaban
la casa una anciana negra y canosa de unos setenta años de edad, y
dieciocho o diecinueve hombres de todas las edades y tamaños y de
variedad de colores. Había un capataz y siete u ocho peones; los demás
eran agregados atraídos por la abundancia de carne...”
Al
despuntar el día todos estaban sentados alrededor del fogón tomando
mate cimarrón y fumando un cigarro; antes de salir el sol todos estaban
montados a caballo repuntando el ganado; a mediodía todos regresaban
para el almuerzo... Al cabo de pocos días me sentí muy cansado de comer
nada más que carne y se me ocurrió que habiendo tantas vacas podría ser
posible conseguir alguna leche pero la anciana negra se opuso. Afirmaba
que ninguna vaca había sido ordeñada en el establecimiento desde hacía
doce años, cuando el dueño hiciera una visita al mismo acompañado de su
joven esposa...”
b) La estancia empresa,
el nuevo tipo de establecimiento rural, con ganado mestizado, con cría
de ovejas (agregando la lana a la venta de cueros y carne), con
capataces, puesteros y peones asalariados, administrada con un criterio
contable por patrones vinculados a los negocios de la ciudad. Este tipo
de estancia se extendía en el sur y el litoral del río Uruguay, en la
zona de mejores praderas y donde era más fácil la comunicación con los
puertos. Si analizamos quienes eran estos estancieros-empresarios, nos
encontramos con muchos apellidos extranjeros: Jakson, Stirling, Young,
Hughes, Drable, Poucel, Mac Entyre.
La revolución lanar.-
Las pocas ovejas que había en Uruguay al comenzar su vida independiente
apenas si daban lana suficiente para rellenar colchones y almohadas. En
la primera década de vida independiente comenzó a desarrollarse la cría
de ovinos y se introdujeron razas merinos (para lana) lo que permitió
exportar lana.
Pero
la Guerra Grande fue funesta para los ovinos. La mestización de ovinos
necesitaba dedicación permanente que no pudo hacerse por la situación
bélica. Oribe confinó en Durazno a muchos estancieros extranjeros
sospechosos de ser enemigos, varios de los cuales se dedicaban a la cría
de ovejas, actividad que cesó al no poder estar en sus estancias.
Pero a partir de 1860 se dio un nuevo impulso a la cría de ovinos, tan significativo que se le denomina “la revolución lanar”. En 1868 la existencia de ovejas llegó a la cifra de 16 millones de cabezas. El rendimiento en cantidad y calidad mejoró notablemente debido al mestizaje. Se introdujeron carneros de Francia y Alemania obteniendo en 1868 un promedio de un kilo de lana por animal (antes era de medio kilo). La calidad de las lanas era tan buena que en Europa se hablaba de la “lana Montevideo” para identificarla.
La demanda de las indusytrias textiles impulsó la cría de ovinos |
En primer lugar la demanda europea. Los productores ingleses y franceses que
criaban ovejas, se habían inclinado a la cría de animales para carne
debido a la demanda de alimentos de las ciudades industrializadas. Esto
significó que la industria textil europea necesitó importar lana. Por
ejemplo en 1870 los criadores ingleses sólo aportaban el 44% de la lana
que consumían las fábricas de tejidos de Inglaterra; el resto procedía
del exterior. En Francia sólo el 30% era lana producida en Francia.
Mientras
la demanda de lana crecía con el desarrollo de la industria textil, la
otra fibra utilizada, el algodón, casi había desaparecido. El principal
productor de algodón era el sur de EEUU y la Guerra de Secesión
(1861-1865) arruinó a los plantadores sureños. Esta situación aumentó el
precio de la lana.
Otra
causa fue interna: los estancieros uruguayos se dedicaron a la cría de
ovinos ante la crisis se superproducción de vacunos. Como ya señalamos
los precios de los vacunos habían bajado tanto que sólo valían por el
cuero. Además entre 1860 y 1862 se produjo una intensa sequía que
provocó la muerte de vacunos y caballos. Las ovejas son muchos más
resistentes a la sequía, y además había una gran demanda de lana, por lo
tanto los estancieros invirtieron en la cría de ovinos y eso explica su
gran desarrollo en pocos años
¿Qué consecuencias tuvo la cría de ovinos?
1)
Uruguay tuvo otro producto para exportar agregandose a los
tradicionales cuero y tasajo. Las cifras son elocuentes: en 1862 se
exportaron 4 millones de kilos de lana y en 1868 la cifra era de 19
millones. En seis años hubo un aumento del 300% en las exportaciones
lanares. La lana desplazó al tasajo entre los productos exportables
colocándose en segundo lugar detrás de los cueros. En 1872 las ventas de
lana constituían el 25 de las exportaciones frente a 33% de los cueros y
10% de tasajo. En 1884 las exportaciones de lana superaron a las de
cuero. Al diversificarse los productos exportados, también se
diversificaron los países compradores. Los cueros iban sobretodo a
Inglaterra y EEUU; el tasajo a Cuba y Brasil; la lana hacia Francia,
Bélgica y Alemania. Expresa el historiador Barrán: “No depender de un
único comprador y tampoco de un sólo producto eran lujos que pocas
naciones de la América Latina podían darse en el siglo XIX. En ello
estaría una de las bases de nuestra originalidad y futura prosperidad”.
2)
Dio más valor a las estancias. Los estancieros no dejaron de criar
vacunos, sino que colocaron ovejas a su lado. En años posteriores la
existencias de vacunos y ovinos han variado, pero siempre el aumento de
una se acompaña del descenso de la otra. Es decir que cuando el
estanciero observa que baja el precio de uno, dedica más campo al otro.
Además la oveja valorizó los campos con menos valor ya que se puede
criar en zonas de serranía con pasturas pobres que no son aptas para el
vacuno.
3)
La cría de ovinos exigía más cuidados por lo tanto aumentó la demanda
de mano de obra y también mayor división de trabajo por la variedad de
tareas que había que realizar (aparte, curas, esquila). Mientras no
existían alambrados el control y cuidado de las ovejas debía hacerse con
más hombres. Por hectárea el nivel de ocupación de una estancia con
ovejas era 5 veces más alto que el de una estancia vacuna cimarrona. La
oveja “ató” el hombre al suelo: al proporcionar trabajo y requerir la
permanencia en el lugar, contribuyó a la sedentarización de la población
rural.
4)
La cría de ovejas favoreció al pequeño y mediano estanciero. Con la
explotación extensiva del ganado vacuno, los estancieros pequeños y
medianos poco podían esperar de la ganadería, fuera criolla o mestiza,
por que se requería mucho campo para mantenerla y sacar ganancia. En
cambio las ovejas requerían menos campo porque comían menos y se podían
criar muchas en el mismo lugar que ocupaba un sólo vacuno. Por ejemplo
en una estancia de 2000 hectáreas se podían criar 1000 vacunos y obtener
una ganancia de $1500 por año; si se crian ovejas, se pueden tener 5000
y la ganancia era de $3000. Además no se necesitaba invertir mucho
capital para obtener una majada, su reproducción era fácil y no se
necesitaba matarla para aprovecharla ya que su riqueza se reproducía
anualmente sobre el lomo: la lana.
Para quienes no tenían una gran estancia dedicarse al ovino ofrecía una posibilidad de ascenso social que era difícil lograr con el vacuno. Los
inmigrantes de origen vasco, francés e inglés que llegaban a Uruguay
sin capital pero con conocimientos en cría de ovejas, lograban
progresar. En algunos casos los grandes estancieros nacionales
necesitados de ese conocimiento, le entregaban la mitad de los animales
nacidos, por lo que esos inmigrantes formaban sus propias majadas y con
la venta de lana formaban un capital suficiente para adquirir su propio
campo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario